DOMINGO, 14 DE AGOSTO DE 2011
La clave para tener un estudio espiritual exitoso no es cuánto aprendes, sino cuánto te ocupas de los demás durante tu día. Las cortinas creadas mediante acciones malvadas se hacen tan gruesas que a la Luz revelada en tu estudio no le es posible penetrar esos telones de oscuridad.
Esfuérzate en ser sólo un poco más amable cada día, y tus estudios podrán hacer milagros.
Yehuda Berg
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La vida tiene una melodía que debemos saber danzar. No todo el tiempo se puede andar con el mismo paso, porque no siempre las condiciones demandan el mismo nivel de esfuerzo.
No todos los paisajes requieren de apurar el paso, a veces es necesario simplemente fluir, otras veces escalar, unas cuantas más meter tracción para no derrapar.
La vida no se vive con una sola toccata, y las posturas inflexibles habitualmente deberán prepararse para ser cuestionadas y rotas --si se llega al punto en que es necesario--.
Cuando nos dedicamos a únicamente resistir y a rigidizar nuestros puntos, llegará el momento en que nos será demandada una manera diferente de mirar lo que siempre hemos interpretado desde un mismo lugar.
Estudiar...saber... alimentar la base de conocimiento...por supuesto es esencial, pero hay veces que se requiere de algo más sutil para penetrar al misterio del mundo y es quizás simplemente, cambiar físicamente de lugar. Ponerse justo en un lugar distinto de observación y de escucha. Quizás esto te traiga una revelación.
¿De que me está hablando Prana el día de hoy?
Muchos, por no decir todos, armamos para nuestra intervención en la vida, un personaje con una serie de premisas que nos parecen las correctas: "Ser valiente", "ser rebelde", "ser bueno", "ser decente". "ser activo", "ser intolerante ante lo que nos parece injusto" "ser racional". Uy ¡¡Esa última cómo da lata!!
Todos elegimos un personaje que queremos actuar, pero afortunadamente la vida no nos permite quedarnos con ese "status quo", con ese sólo cartabón que no nos da más amplitud de comprensión.
La vida nos manda vendavales para que seamos capaces de romper nuestras estructuras y tener una visión más libre y diferente: que reinterpretemos nuestra arquitectura interior.
Eso hacen los huracanes, devastan todo lo rígido que se les interpone en el camino, pero a las plantas que son flexibles, aunque les pasan por encima, no las quiebran. Ellas, que están dispuestas a modificarse ante la tormenta, no son devastadas de igual manera que lo que se aferra.
El famoso dicho de "ponerse en los zapatos de la otra persona" me parece la verdadera misión "cuasi-imposible" para un yo rigidizado.
Para quienes nos hemos casado con nuestra postura como "la válida", empatizar con "el otro", es la demanda que la mente racional no sabe ni por donde comenzar a analizar.
Porque no se trata de eso. No se trata de analizar.
Ponerse en los zapatos de otro no es algo que se hace con la cabeza, se hace literamente "poniendote de cabeza", dejando la racionalidad en último lugar, hasta abajo de la escala de consideración, y poniendo de verdad tus pies en la posición de la otra persona. Justo en el extremos contrario de donde siempre los pones. Sintiendo el vértigo de no estar bajo el control cotidiano, sino bajo el extraño mundo de "el que no soy yo".
¡Ops! ¡Desde una nueva perspectiva la vida se ve tan diferente! ¡Ops! Quizás las demás personas tienen sus propios motivos para ser como son o como han sido...¡Ops! Quizás todos hacemos lo que podemos con las cartas con las que nos tocó jugar.
Enseñan los kabbalistas, que aprende más quien sirve a su Maestro que el estudioso que no se pierde la clase ¿Por qué? Porque desde una postura de humildad, puedes recibir de verdad.
Si estás en la soberbia te pones por encima de todos y nadie podrá compartirte en tus alturas.
El vaso recibe de la jarra, así está diseñado. El vaso puede regresar algo a la jarra, pero definitivamente su capacidad de contenedor no es ni cercanamente la misma.
Ver por otros, servir a otros, ayudar a otros nos rompe el ego. Nos da pereza, nos parece que debieran poder solos, nos parece humillante.
Deja de defenderte con la cabeza.
Hay un día que se nos demanda servir a quien no quisieramos, ver la vida desde el punto de vista de quien nos ha parecido "el contrario".
Servir a alguien a quien amo no es problema, servir a quien no es muy rompe-ego....pero a veces eso nos demanda la vida para ver que el otro no es ajeno. Que sólo es el otro lado de tu misma moneda.
Si algún día llegas a ese punto, donde la cabeza ya no te permite comprender más alla, entrégate. Desarrolla la compasión, apaga la razón, prende tu intuición y humilla a tu ego.
Quizás escucharás la melodía del mundo que nunca te había sido evidente.
Y aprenderás.
Feliz domingo. Con cariño
Prana
Imagen: El Colgado, Tarot de Raider Waite.