jueves, 27 de noviembre de 2025

El amor de las hermanas


Jacob conoce a Raquel en la porción de la Torá 
Vayetze (Génesis 28:10 - 32:3), específicamente en Génesis 29:1-12. Allí, Jacob llega a Harán, ve un pozo donde esperan los pastores, y al preguntar por Labán, se aproxima a Raquel con las ovejas de su padre; él mismo quita la piedra del pozo para darles de beber.

Esta escena marca el inicio del romance de Jacob con Raquel, quien pastorea el rebaño familiar. Jacob la besa, llora de emoción y se presenta como pariente, lo que lleva a Raquel a correr a contarle a su padre Labán (Rivka y Labán eran hijos de Betuel, hijo de Nacor (hermano de Abraham), lo que hace a Labán el tío de Jacob por línea materna).

En la tradición kabbalística, este encuentro simboliza la unión inicial entre el alma (Jacob) y las fuerzas divinas representadas por Raquel (belleza y misericordia inmediata).

Pero esto también detona otra historia que por algún motivo se enfoca menos, pero que es igualmente trascendente, como todo lo que ocurre en la Torah o Biblia. Nada es pequeño si aparece en este libro, y aquí me estoy refiriendo a un concepto conocido como "El amor de las hermanas", ya que aunque el primer encuentro y enamoramiento inmediato fue con la hermosa Raquel, esto planteó un fuerte conflicto entre personas que se aman, pero que quedan enfrentadas por un conflicto que no buscaron, pero que si encontraron, como muchas veces nos pasa a todos en la vida.

Raquel tenía una hermana mayor, Leah, que es por si misma otra valiosa mujer considerada también Matriarca ya que es quien será mamá de varias de las tribus de Israel.

Espiritualmente hablando, las hermanas Raquel y Leah representan dos dimensiones complementarias del alma humana y la conexión divina: Raquel simboliza la realidad revelada, la belleza externa, el amor apasionado y la misericordia activa, mientras que Leah encarna la dimensión oculta, la devoción profunda, la comprensión espiritual (asociada a la sefirá Binah) y el sacrificio paciente.

En la Kabbalah, Raquel corresponde a la sefirá de Maljut (reino manifestado), atrayendo el amor inicial y la redención a través de su compasión, como cuando entrega señales a Leah (el mundo espiritual) para evitar su humillación en la boda con Jacob. Leah, ligada a Binah (entendimiento superior), da origen a líderes espirituales como Leví y Judá, simbolizando la energía interna, la resignación piadosa y el poder de la oración que transforma el sufrimiento en bendición.

El amor de las hermanas es tal, que Raquel sabe que Labán va a engañar a Jacob suplantándola a ella y poniendo en su lugar a Leah. Lo sabe, y sabe que lo podría evitar, pero se da cuenta que eso significaría humillar públicamente a su amada hermana y decide sacrificarse.

Es verdad que Leah es esa paciencia, pero Raquel es cuando desde el mundo terrenal, somos capaces de restringir nuestros deseos más intensos por algo que se considera más importante: preservar la dignidad y cuidar a los que amamos. Siendo ella representante de Maljut, el deseo de recibir para sí misma, es un acto muy importante que ella se ponga en segundo lugar para no provocar ese dolor a su hermana aún sabiendo que ella lo va a tener que resistir. 

El amor de las hermanas me transite la historia que muchas veces vivimos, problemas que no buscamos pero que si encontramos y que de acuerdo a nuestro comportamiento podemos ennoblecernos o mancillarnos de acuerdo con lo que decidamos hacer, pero más allá de ello, representa como conviven entre sí la belleza de este mundo físico y la belleza del mundo espiritual, aunque a veces sea tan difícil de verlos reconciliados, ellas lo logran con su mutuo sacrificio.

¿Conocías este aspecto de la historia de Raquel y Leah?

Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt

Imagen https://www.enlacejudio.com/2022/12/01/raquel-y-lea-el-tiempo-para-callar/


martes, 25 de noviembre de 2025

El punto de no retorno


¿Has experimentado alguna vez un "punto de no retorno"?

El concepto de "punto de no retorno" en filosofía espiritual se refiere a un estado irreversible en el cual una persona ha alcanzado un nivel de transformación o iluminación que ya no permite regresar al estado anterior. Este concepto se describe como la liberación definitiva del ciclo de renacimientos o la existencia mortal común. (liberación de la rueda del Samsara, en Budismo, que aunque suena muy bonito, significa "vagar", "deambular", "moverse sin interrupción". Es el ciclo de vida-muerte en el que se renace continuamente. Está caracterizado por el sufrimiento).

En la Kabbalah, aunque no , se hable de "punto de no retorno" con ese término exacto, sí existen ideas relacionadas con estados espirituales de avance irreversible en el camino hacia la corrección final (Gmar Tikkun, fin de la corrección (en hebreo: גמר תיקון).

Se habla de un proceso de restricción de la Luz (la Divina) que el alma experimenta, y momentos críticos en los que la criatura decide no recibir más de esa luz, iniciando una especie de "rechazo" o expulsión que marca un cambio importante en el camino espiritual. Estos momentos son memorias o impresiones espirituales (llamadas Rashimo) que guardan la información del estado anterior y el cambio sufrido, vinculadas a decisiones internas fundamentales que se podrían asociar con un "punto de no retorno" desde un enfoque espiritual kabbalístico.

En Vayetzé, ante el escape de Jacob, la considero un momento de no retorno.

Jacob rompió una naturaleza más afín a la quietud y comienza "el viaje del héroe" (como se le conoce mitológicamente) y tiene una "experiencia cumbre" (un momento significativo de plena realización, conexión profunda y trascendencia) a través del sueño de la escalera por la que ascendían y descendían ángeles.

Esta vivencia, representa un momento crucial de revelación y llamada divina que cambia para siempre el camino espiritual de Jacob. Después de esta experiencia, su vida y misión quedan marcadas por este contacto con lo divino, que no tiene vuelta atrás en términos de su propósito espiritual y su relación con Di.os, queda en el este Rashimo, una impresión indeleble de estar frente a la presencia divina imborrable.

El sueño implica una experiencia trascendente intensa, una conexión clara y profunda con un plano superior, una manifestación directa del mundo espiritual que transforma la consciencia de Jacob y le otorga un sentido de misión y protección divina. 

Ahora bien, me quedo pensando en que los humanos, vamos deseablemente caminando hacia esa dirección, acercándonos cada vez más a este tipo de contacto o entendimiento que en algún momento será tan definitivo, que no habrá vuelta atrás, y lograremos vencer el olvido en el que estamos de nuestro origen espiritual, y las dudas ya no cabrán.

Sin embargo, me parece que en nuestro cotidiano, llegamos a tener varios acercamientos a vivencias del no retorno, como si fueran hitos en el camino que precede al gran momento de entendimiento total, momentos tan claves en los que tomamos alguna ruta que nos lleva a no poder ya retornar sobre nuestros pasos; umbrales que al ser cruzados, ya no queda la opción de regresar, so pena de perder mucho más de lo ganado en el trance. (Imagínate si en ese momento Jacob hubiera regresado a su casa con Esaú esperándolo😰)

Siempre hay un último punto antes de renunciar a ese momento, pero sería super lamentable hacerlo porque es como "caer en serpiente" en el juego así denominado justamente de Serpientes y Escaleras, bajas mucho más de lo que te gustaría en un tris.

¿Reconoces algún (o algunos) momento(s) de "punto de no retorno en tu vida"? ¿Hacia donde te condujeron? ¿Quién eres desde entonces? ¿Te arrepientes de haber cruzado dicho umbral?

Si gustas, te leo en los comentarios.

Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt

Imagen https://enciclopedia.asociacionbodhicitta.com/2021/04/14/samsara/