martes, 1 de julio de 2025

Vacas, toros y becerros


Vacas

La vaca (paráh, en hebreo) está asociada con la esencia de vida y la procreación.

Más que cualquier otro animal, representa la capacidad de ser fructífero y multiplicarse. Espiritualmente, la vaca roja en particular es vista como un agente de purificación: su rito es el único que puede limpiar la impureza de la muerte, lo que la convierte en un símbolo de la paradoja entre vida y muerte, pureza e impureza. 

En la tradición mística, la vaca también se asocia con la figura de Eva, la madre de toda vida, reforzando su relación con la nutrición, la maternidad y la restauración espiritual.

Además, en otras tradiciones esotéricas, la vaca es vista como un ser celestial que desciende a la tierra para nutrir a los seres vivos. Su presencia pacífica protege contra energías negativas y su cuidado simboliza la capacidad de regular los sentidos y remover obstáculos espirituales.

Toros

El toro por su parte, es símbolo de fuerzaestabilidad y resistencia, pero también de terquedad y poder terrenal. Advierte sobre la tendencia a resistirse al cambio y apegarse a la comodidad material. 

El toro encarna la energía de la estructura y el poder físico, pero la enseñanza espiritual es trascender esa fuerza bruta para abrirse a la transformación y confiar en el proceso evolutivo del alma.

En el contexto del sacrificio, el toro representa el "animal interior", la parte instintiva y a veces agresiva del ser humano, que debe ser sublimada y transformada para alcanzar la verdadera humanidad y conexión con lo divino.

Becerros

Los becerritos son la versión aún inmadura de sus versiones adultas, por tanto, espiritualmente representan al antecesor de la certeza: la idolatría y la búsqueda de seguridad en lo material.

La verdadera purificación espiritual representa la tendencia humana a buscar seguridad y sentido en el mundo físico, en lugar de confiar en la realidad espiritual. El episodio del becerro de oro muestra cómo, ante la incertidumbre, las personas buscan refugio en objetos materiales, otorgándoles un valor que solo debería pertenecer a lo trascendente. 

El becerro de oro es una advertencia sobre el peligro de sustituir la fe y la certeza espiritual por la dependencia de lo material. En términos kabbalistas, es un llamado a poner la consciencia por encima de la materia, recordando que la verdadera seguridad proviene de la Luz y de la conexión espiritual, no de las posesiones físicas.

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La vaca roja en Jukat, la porción de esta semana, implica enfrentar y transformar la energía negativa más profunda: la desesperanza y el miedo a la muerte ya que esta última, introduce la idea de que no hay eternidad ni propósito. 

No hay que pasar por alto la simbología de los seres que nos acompañan en esta dimensión terrenal, ya que todos tienen luz y una misión.

Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt

Fuentes: Gal Enail, Jabad, El Centro de Kabbalah entre otros. Imagen Pinterest

lunes, 30 de junio de 2025

La generosidad de la vaca roja


Estamos recorriendo la porción Jukat misma que se centra en la paradoja de la purificación, el misterio de la muerte, el poder de la palabra y la transformación interior.

Jukat inicia con el mandamiento de la vaca roja (pará adumá), un ritual que purifica a quienes han estado en contacto con la muerte.

La vaca roja en la porción Jukat simboliza la purificación de la impureza más profunda: la asociada a la muerte. Según la Kabbalah, el contacto con la muerte representa la máxima desconexión espiritual, la entrada de caos, desesperanza y limitación en el alma humana, pero ojo, entendamos de qué muerte hablamos:

Espiritualmente, la muerte simboliza la creencia en la limitación, el miedo y la desconexión de la eternidad. La purificación con la vaca roja ayuda a restablecer la alegría, la vitalidad y la confianza en la continuidad de la vida.

La vaca roja, misma que no debía tener ni un pelo que no fuera de ese color, tenía el poder de limpiar todas las impurezas y formas de negatividad. Su ritual, aunque ya no se practica físicamente, conecta simbólicamente con la capacidad de eliminar el caos interior y espiritual.

El proceso es paradójico: purifica a los impuros, pero vuelve impuro al sacerdote que realiza la purificación. Esto enseña que, para ayudar a otros a sanar, uno debe ser capaz de sentir y empatizar profundamente con el dolor o la impureza del otro. La verdadera purificación requiere empatía y conexión real con el sufrimiento ajeno.

Este precepto es considerado uno de los más enigmáticos de la Torá, ya que trasciende la lógica humana y representa los jokim, leyes cuyo sentido último no es comprensible racionalmente, la vaca roja representa la medicina espiritual: la posibilidad de trascender la desesperación y conectar con la eternidad, incluso después de la pérdida y el duelo. 

Comencemos el lunes con entusiasmo de que el Mundo siempre tiene opciones y oportunidades, generosas como la Vaca Roja.

Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt

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