viernes, 14 de junio de 2024

Poner en acción


Hay una historia acerca de la esposa del santo Maggid de Mezritch (Rav Don Ber, 1710- 1772), quien siempre había querido que su marido conociera a Baal Shem Tov, pero el Maggid, no tenía deseos de conocerle. El Maggid pensaba que él ya conocía todo acerca de la Gemará del Zohar. El sabía todos los libros santos que habían sido escritos, y el no veía porque debía de tomar camino para conocer a alguien en particular, sin embargo, finalmente, accedió a llevar a cabo la travesía para encontrarse con el Baal Shem Tov. Debido a que era invierno, tendría que caminar bajo la nieve, sin embargo pensó que tal vez podría aprender algo.

Después de un mes de caminar en la nieve congelada, arribó a un pueblo de Mezibuzh y fue a saludar al santo Baal Shem Tov. Pero lo que el Baal Shem Tov le dijo, fue muy desilusionante, ya que no fue una nueva enseñanza, o una pieza de conocimiento secreto, sólo fue una tonta historia acerca de algo que le había pasado a Baal Shem Tov en su camino hacia cierto lugar. Esa noche, el Maggid se preguntó si es que acaso había dejado de entender algo. Su esposa y todos, siempre decían que el Baal Shem Tov, era una gran Alma. Quizás era sólo que el Baal Shem Tov estaba cansado y que compartiría algo en la mañana.

Pero al siguiente día, no fue mejor. El Baal Shem Tov estuvo solamente hablando acerca de la necesidad de alimentar a los caballos. Así que finalmente el Maggid decidió que su larga jornada había sido para nada, y empezó a prepararse para regresar a casa. En el momento que estaba despidiéndose, de pronto, el Baal Shem Tov le pidió que le explicara acerca de cierta sección que tenía que ver con el Santo Ángel el Arizal. El Maggid fue un poco tomado por sorpresa, pero explicó la sección.

Tan pronto como el Maggid terminó, el santo Bal Shem Tov, explicó la misma sección, pero cada vez que el pronunciaba el nombre del ángel, el ángel que era mencionado, aparecía ahí mismo. Cuando habló del nombre del arcángel Miguel, Miguel apareció, y cuando mencionó el nombre del santo Arizal, el santo Arizal apareció. Entonces el Maggid vio que lo que el Baal Shem Tov le quería enseñar, era que no es suficiente con saber todos los libros y sus explicaciones, eso es conocimiento, pero lo importante es poner en acción lo que aprendemos, y realmente integrarlo a nuestro corazón, la información no es la clave para la sabiduría.

Estimada Comunidad, después del trabajo del Omer lo que nos queda es aplicar. 

También quiero avisar que sábado, domingo y lunes me voy a tomar un pequeño descanso de escritura y si Di.os me lo permite, regresaré el martes a la carga 😄

Mientras tanto Shabbat Shalom,
Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt

Imagen https://www.freepik.es/fotos-premium/arcangel-miguel-alas-armadura-caballero-espada-levanta-cielo-pie-proteccion_90260268.htm

jueves, 13 de junio de 2024

Mantener la salud espiritual

Hemos hecho el viaje express de crecimiento del Omer y suspendimos por ese periodo el foco en el viaje circular anual que representa el circuito de porciones de la Torah que va más pausado y que nos dejando ver detalladamente los trastabilles con los que nos podemos topar.

Acabamos de hacer Shavuot, la conclusión de un proceso de sanación espiritual y ahora lo que no queremos es volver a contraer una enfermedad.

Unamos los puntos:

La última porción de la que hablamos fue Metzorá que si hacemos memoria simple, recordaremos que nos cuenta de la mala palabra y sus consecuencias, la lepra, una enfermedad que se nota a simple vista pero con una serie de consecuencias sistémicas en el organismo, es decir, afecta piel, pero también daño neurológico y debilidad muscular que va empeorando con el tiempo.

"El Zohar dice que la palabra metzora o tza’arat, es a menudo traducido como "lepra", y cuando se traduce en arameo se llama segiru , que significa "cerrado" Esto nos indica que las porciones de Tazria / Metzora no son acerca de la dolencia física, sino más bien la preocupación por una enfermedad espiritual que todos sufrimos en mayor o menor grado - está cerrado para la Luz".

Hablar mal de otros, de uno mismo o de la situación crea una capa, una klipá que dificulta poder volver a ver a la persona u objeto en cuestión con pureza, crea un sesgo y lo perpetua.

Los humanos somos especialmente afectables de lo que escuchamos, nos cuesta inmenso trabajo filtrar lo que es verdad de lo que no, lo que es bien intencionado de lo que no; nos confundimos y aunque queremos no hacer caso o no dejarnos influenciar, algo de la maledicencia queda impregnada, tanto así que es un mecanismos muy utilizado por los políticos o comunicadores que tienen alguna agenda en la que desprestigiar o ensalzar a alguien les es útil para sus fines personales: 

"Calumnia, que algo queda" o la otra frase dicha por un ser muy destructor, Joseph Goebbels: "Una mentira dicha mil veces se convierte en una gran verdad".

Antes de reincorporarnos nuevamente al circuito de porciones quisiera invitarte a que tengas esto presente: Estuvimos en un programa de rehabilitación para sanar -que fue el Omer-. Te insto a que mantengas tu salud espiritual evitando la práctica de la mala palabra, es decir, cuida la intención con la que te diriges a otros, lo que quieres crear con tus decires, cuida lo que escuchas y a quien le concedes derecho a resonar en tus convicciones. Procura no emitir juicios ni calificativos de alguien más. Pasa tu hablar por el filtro de las tres rejas: ¿Estás seguro de que es absolutamente cierto? ¿Es bondadoso? ¿Es absolutamente necesario decirlo?

Mantengamos la pureza que nos dio el proceso del Omer, no volvamos a permitir desviarnos de la Luz.

Con cariño,

Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt

Imagen https://x.com/emma10gtz/status/1064364133728931840