El Zóhar dice, y los kabbalistas enseñan, que ninguna Luz puede ser revelada en este mundo sin un despertar de deseo y luego la espera de la revelación de esa Luz.
Diariamente en nuestra conexión matutina decimos: Kavé
el HaShem, “Espero, deseo y estoy consciente para que la Luz del Creador se
manifieste”. Puede ser en las pequeñas dificultades, en las grandes
dificultades o en la totalidad de la revelación de la Luz del Creador en este
mundo, pero necesitamos tener el deseo y la certeza de que la ayuda vendrá de
la Luz del Creador. Luego la frase se repite.
Los kabbalistas preguntan por qué dice dos veces que Kavé el HaShem, despierta certeza en que la Luz del Creador viene a ayudarnos.
Los kabbalistas enseñan que la revelación completa de cualquier ayuda verdadera de la Luz del Creador siempre crea una onda. Hay una certeza, el despertar de la vasija que creemos que se manifestará en nuestra ayuda, y luego desaparece. Entonces, si en el fondo logramos mantener la certeza, la segunda vez, la Luz se manifestará.
La Luz, las grandes bendiciones, nunca se manifestarán ni en la
vida de ningún individuo ni en el proceso colectivo de este mundo sin una onda,
es decir, un despertar de certeza, una pérdida de la base de esa certeza y
luego un nuevo despertar de esa certeza.
Una cosa maravillosa es que esas tres palabras: Leshuatjá Kiviti HaShem, “Para Tu ayuda, para Tu redención, despierto certeza, espero la Luz del Creador”, sin importar el orden en el que aparezcan ni cómo estén organizadas, significan exactamente lo mismo.
La ayuda de la Luz nunca pasará por una sola certeza. Ningún regalo ni gran ayuda, y ciertamente tampoco la completa revelación de la Luz del Creador en este mundo, serán provocados por sólo una certeza. Habrá certeza, se perderá y, luego, cuando tengamos certeza nuevamente, será revelada la Redención Final.
Michael Berg | El Centro de Kabbalah Internacional
Shabbat Shalom
Prana Raquel Pascual - Coach - Psicoterapeuta
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