Hay
una sección en el Midrash que considero como la motivación y la fuerza de
Shabat Yitró: el Creador le dice a Moshé sobre su suegro Jetró o Yitró: “Mi
esencia es siempre crear, unir, y nunca apartar”.
De esto aprendemos que en la porción Yitró el Creador nos acerca a
Él. Sin embargo, para que eso ocurra, tenemos que rogar por ello, y es
importante la razón por la que tenemos que rogar.
El otro extremo de la unión
con el Creador es la fuerza de Amalek, la fuerza de duda e incertidumbre, la
fuerza que nos aparta del Creador. Amalek es cuando los pensamientos como “Ni
si quiera me quiero conectar” llegan a nuestra mente. La única manera de
contrarrestar esos pensamientos es primero entender qué es Amalek, y luego,
especialmente en Shabat Yitró, cuando la esencia de la Luz del Creador nos une,
suplicar obtener esa cercanía.
La razón por la que tenemos que suplicar es porque eso indica que
estamos luchando por esa cercanía.
El peligro espiritual más grande que
enfrentamos no es nuestra batalla por conectarnos porque, si lo estamos
haciendo, entonces ya estamos en el camino espiritual; más bien, el peligro más
grande que enfrentamos es una ausencia de deseo de luchar.
Es la decisión que
Adán y Eva tomaron cuando fueron expulsados del Jardín de Edén y dijeron: “Ni
siquiera queremos regresar”, y que la tribu de Dan tomó cuando viajaban con los
israelitas y decidieron: “Ya no queremos formar parte de ese escudo protector”.
Tomaron estas decisiones debido a la fuerza de Amalek, las dudas que llegaron a
su mente. Por lo tanto, tenemos que entender que el peligro más grande que
enfrentamos cuando despertamos cada mañana no es nuestra lucha por conectarnos
porque, por ejemplo, podemos estar cansados y, aun así, desear intentar; el
problema real es no querer siquiera intentar.
Cuando tenemos una batalla de conciencia, seguimos conectados,
mientras que la fuerza de Amalek es cuando decidimos que ni siquiera queremos
luchar más. Y eso podría ocurrir en un momento o en un día, con pequeñas o
grandes cosas.
Esa es la verdadera batalla, y en Shabat Yitró podemos recibir
el antídoto verdadero al rogarle al Creador que nos acerque a Él.
No obstante,
para hacerlo necesitamos entender que el peligro de Amalek no es la batalla. El
peligro de Amalek es cuando su fuerza de duda se filtra en nuestra conciencia y
decidimos que ni siquiera queremos intentar conectarnos. Es aterrador, porque
si nos fijamos en Adán y Eva y en la tribu de Dan, ellos habían sido personas
espirituales, estaban haciendo su trabajo espiritual, pero luego Amalek entró
en su conciencia y abandonaron el Jardín de Edén y a los israelitas,
respectivamente, y además les llegó la idea de que ni siquiera querían
regresar.
Por lo tanto, esto nos enseña que incluso si estamos haciendo
nuestro trabajo espiritual, Amalek puede infiltrarse. Porque si hacemos nuestro
trabajo espiritual, pero permanecemos en nuestra zona de confort, las dudas
pueden entrar en nosotros de todos modos. Cuando lo que vivimos, aunque sea
espiritual, está dentro del plano de nuestra naturaleza, no tenemos continuidad
espiritual y puede ocurrir cualquier cosa que nos hará perder completamente
nuestra espiritualidad. Pero si nos impulsamos a salir de nuestra naturaleza y
zona de confort, estamos protegidos.
Sigue luchando Comunidad, no te desconectes.
Abrazo y Shabbat Shalom
Prana Raquel Pascual
Este téxto es de Micahel Berg en su totalidad
https://www.michaelberg.net/es/articles/protecci%C3%B3n-contra-las-dudas