En esta semana de Vayeshev, vemos que Jacob se asentó, se puso por fin cómodo pero veremos que dejar de hacer el trabajo no es quedar inmóvil, sino retroceder, así es el trabajo espiritual.
He escuchado gente que afirma que una vez que supiste la verdad de la Kabbalah ya nunca más la puedes olvidar, sin embargo yo disiento y seguramente por lo que se lee en esta porción, la Biblia también disiente ya que como los maestros nos han enseñado, el trabajo espiritual es como una escalera eléctrica o subes o bajas, pero nunca te quedas inmóvil en el mismo lugar.
Cuando dejas de estudiar y practicas las lecciones espirituales, hay un momento en que literal se te olvidan lo suficiente como para regresar a tu versión anterior o una muy parecida.
No en vano en esta porción Jacob que había llegado a Israel, regresa a su nombre Jacob. Algo nos querrá decir ese detalle.
No es un tema de religiosidad, es un tema de consciencia, y de recordar que en el sistema existe una fuerza opositora o también mencionada como El Adversario que se encargará de que olvides las lecciones del ayer.
Hay muchas cosas que creemos que nos van a dejar huella para siempre. pero resulta ser que meses después ya se nos olvidaron o aún peor, las recordamos como a nuestro ego se le antoja, se forman velos o capas que llamamos klipás, de ahí que después tenemos muchas versiones de un mismo hecho y generalmente con sesgos en los que quedamos como la víctima, como "los buenos" o los "inocentes" :-D
Sin embargo, si quieres asentarte de verdad, tienes que
estar activo por fuera, nunca retirarte del todo, seguir trabajando, tener paz adentro.
Cómodo y bien en el 99% no en el 1%
¿Cómo andas al respecto?
Prana Raquel Pascual
Coach de Vida y Carrera | Psicoterapeuta
Basado en clases de El Centro de Kabbalah Internacional