Ahora estamos en el momento
conocido como los Diez Días de Arrepentimiento, los cuales comenzaron el primer
día de Rosh Hashaná y terminan con Yom Kipur.
Tal y como explican los
kabbalistas, este tiempo es como la limpieza de la vasija, hace posible que la
Luz con la que nos conectamos en Rosh Hashaná pueda venir y manifestarse en
nuestra vida. Por lo tanto, el Shabat que cae dentro de este período, este
Shabat, Shabat Shuvá o el Shabat del Regreso, es uno extremadamente importante
y especial.
En Rosh Hashaná nos conectamos con el llamado sexto día de la
Creación, el día en el que la humanidad (Adán y Eva) fue creada. Justo después
de esto, cayeron en el Deseo de Recibir para Sí Mismo, comieron del llamado
Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal.
Al hacerlo, perdieron su certeza y
fueron expulsados del Jardín de Edén. Adán y Eva luego iniciaron el proceso de
corrección.
Y aunque nosotros aún continuamos la perfección de esa corrección,
ellos superaron la primera etapa al siguiente Shabat, el Shabat después a la
creación de la humanidad, este Shabat.
Por eso, en Shabat Shuvá la Luz
necesaria para elevarnos después de una caída fue puesta a disposición de todos
nosotros; sin importar en dónde hayamos estado ni cuán profundo caímos, en este
Shabat, esa elevación está disponible.
La razón por la que dicha elevación es tan importante en este
Shabat es porque la Luz y las bendiciones que recibimos en Rosh Hashaná solo
están allí en nivel potencial en este momento, necesitamos crear la vasija en
la que pueda entrar esa Luz; ese es el propósito de este Shabat y el propósito
principal de Yom Kipur.
Un individuo que realiza la conexión perfecta en Rosh
Hashaná, pero que no aprovecha la gran Luz y elevación de este Shabat y de Yom
Kipur, permanece con toda esa Luz en su potencial, y es incapaz de manifestarla
y llevarla a su vasija. Por eso Yom Kipur viene después de Rosh Hashaná y
tenemos este Shabat: para que toda la gran Luz del potencial que despertamos
tenga una vasija purificada, elevada y conectada en la que pueda entrar esa
Luz.
Así pues, allí es donde comenzamos a entender Shabat Shuvá; es el
Shabat en el que nos tenemos que elevar. Es el Shabat en el que tenemos que
comenzar o ya estar en pleno proceso de purificación. Y nuestro mayor enfoque
durante este Shabat no solo debe estar en la elevación, sino también en otra
idea que está, en realidad, relacionada con ella.
Solemos hablar de algo que
Rav Áshlag explica, sobre cómo el principal propósito del trabajo espiritual
por un lado es llegar a un estado de certeza constante y creciente en la Luz
del Creador, y por el otro, salir del Deseo de Recibir para Sí Mismo y pasar a
un mayor Deseo de Compartir.
¿Cuál es la relación entre esos dos conceptos?
La respuesta es que estas dos cosas trabajan juntas y, en
realidad, son lo mismo. Eso significa que un individuo que no está
constantemente concentrado en transformarse y convertir el Deseo de Recibir
para Sí Mismo en Deseo de Compartir no puede obtener certeza.
Y una persona que
piensa que el único propósito del trabajo espiritual es concentrarse en
transformar cada situación difícil u oscuridad en certeza, nunca será capaz de
hacerlo debido a que solo el trabajo constante en transformar el Deseo de
Recibir para Sí Mismo en Deseo de Compartir activará la certeza.
Este es un entendimiento importante: la certeza es dada a un
individuo con base en su trabajo de eliminación del Deseo de Recibir para Sí
Mismo. El grado de falta de certeza de alguien está precisamente relacionado
con el grado de egoísmo que el individuo aún posee. Por lo tanto, la única
manera de aumentar la certeza es aumentar nuestra transformación; y por otro
lado, si aumentamos nuestra transformación, veremos que podemos tener más
certeza.
Y si no hacemos el trabajo de eliminar el egoísmo, sin importar cuánto
lo intentemos, aún tendremos miedo, duda y falta de certeza, ya que la certeza
es una manifestación del trabajo de eliminar el egoísmo.
Por eso, ahora entendemos que este Shabat no solo es uno de
elevación, sino también uno de certeza, porque estos conceptos están
interrelacionados. Recibimos el regalo doble y unificado en Shabat Shuvá, el
regalo de poder avanzar con la conciencia de que la transformación de nuestro
egoísmo también es una elevación de nuestra certeza y, más importante aún, recibimos
la ayuda para ser capaces de realizarla.
Michael Berg
Texto e imagen https://www.michaelberg.net/es/articles/un-regalo-doble-y-unificado
Shabbat Shalom, Prana Raquel