Pensando en el
tema del arrepentimiento (teshuvá) para cambiar, no solo el que sirve para quejarse o
lamentarse.
Hace poco
hablaba con una persona que está atravesando un periodo muy duro de divorcio,
adolorido de las mecánicas utilizadas por su ex cónyuge para separarlo de sus
hijos, o para establecer una pensión más alta…así lo percibe él en un intento
muy importante de no desesperarse de las cosas que están sucediendo…
Escuchándolo y
estando en medio de Elul (el no sabe el concepto por supuesto) le pregunté en
algún momento en que vi su cara realmente consternada y descompuesta “¿Qué le
hiciste que está tan enojada?”. Aclaro que no lo hice por mal, sino como se trabaja en mi
profesión, buscando que revelando la causa, pueda encontrar más fácilmente la
respuesta que le permita sanar y purificar la herida.
Me sorprendí
lo rápido que me dijo la respuesta, puedo reconocer la sinceridad a la que acceso
en ese instante: "le fui infiel".
Me quedé
callada.
Nadie podemos tirar la piedra en la vida de nadie. Me quedé callada
para que él también lo escuchara con más profundidad, esta posibilidad de hacer
un teshuvá, un arrepentimiento no para nadie más, para uno mismo.
Ir identificando
que no somos tan inocentes cómo nos pensamos en el punto del resultado si lo
miramos desconectado de su origen.
La verdad es
que podría haber una pregunta después de esa: "¿Y por qué lo hiciste?"
Muy
probablemente nos enfrentaremos a una nueva línea de “investigación”. Tampoco
eso pasó de la nada.
Podríamos sentarnos con la pareja a ver –si fuera viable—las
causas de las causas.
Eso comenzó en algún lugar y si fuéramos para atrás, para
atrás en el tiempo, podríamos llegar quizás al momento en que ellos se amaron
lo suficiente como para casarse.
Si lográramos llegar a ese lugar, a recordar
ese momento y después ir despacito viendo para adelante cuantas des conexiones pasaron que no se repararon a
tiempo, que no se perdonaron o corrigieron en tiempo, cuando la distancia era pequeña, llevó a que lo que en
algún punto era cercanía, fue permitiendo separación día a día hasta que un día
están en este lugar en que parecen ser enemigos.
Así son
nuestras vidas humanas. Todo problema tiene una causa. No podemos pensar que “de
repente” la vida se descompuso.
Nos pasa a
todos.
Por eso
hacemos este ejercicios de revisión hacia atrás, para darnos cuenta de cómo
llegamos al caos y poder entender el proceso y corregirlo. Nuestra responsabilidad en ello. La inconsciencia no es nuestra amiga.
Muchas de
nuestras historias no volverán a ser las mismas, pero pueden ser sanadas,
pueden ser un libro de texto de lo que tenemos oportunidad de vivir diferente
de ahora en adelante.
Ser sinceros
con nosotros mismos y confesar: "Es verdad, yo sembré esto", es la única manera
de aprender.
No se trata de
maltratarnos y sentirnos inhabilitados para seguir, por el contrario. Queremos
despertar el deseo de tener la nueva oportunidad para corregir y sembrar algo
nuevo. Se necesita eso, despertar y comprometer una transformación y hacerla.
No hay posibilidad de un mejor destino si no lo sembramos nosotros mismos en
nuestras acciones…pero antes de poder actuar tenemos que tener una consciencia
diferente, una más elevada, más ordenada. Por eso hacemos esto antes de Rosh Hashaná.
Las herramientas
de Rosh Hashaná nos ayudan generar ese deseo de un destino más claro y sin
caos. Pero aunque la energía está ahí para ayudar, tienes que declarar que lo
deseas. No es culpa, es deseo …
¿Logras
distinguir la enorme diferencia?
A trabajar
Comunidad. Todos tenemos algunas confesiones ante el Creador y ante nosotros
mismos que podemos expresar. Este es un tiempo de gracia para hacerlo.
Estamos
aprendiendo. Hagámoslo de verdad.
Shabbat Shalom
Prana Raquel Pascual
Psicoterapeuta
Gestalt | Coach
Imagen https://uriasheteo.wordpress.com/2011/09/01/como-sembrar-para-cosechar-buen-fruto/