Hoy
quisiera hablarles de uno de los conceptos espirituales más poderosos
en el universo: el concepto que sienta la base de todo nuestro trabajo
espiritual en este camino de la Kabbalah. Es un concepto que, cuando es
entendido y empleado en nuestra conciencia, tiene el poder de cambiar la
realidad que experimentamos. Sin embargo, al mismo tiempo, es un
concepto que podemos olvidar y recordar 100 veces en un día.
Así que, ¿Cuál es este concepto? Es muy simple:
Tú y yo, todos nosotros, somos 100% responsables de todo lo
que experimentamos en nuestra vida. Todo: lo bueno, lo malo, lo bonito y
lo feo.
La mayoría de nosotros está familiarizado con este concepto cuando se
trata de asumir la responsabilidad de nuestras palabras y
comportamientos fáciles de recordar. Somos buenos diciendo: “Está bien,
hice X, Y o Z, y ahora estoy lidiando con los efectos de lo que hice”.
Pero la responsabilidad de la que estoy hablando comprende mucho más
que eso. Verás, realmente ninguno de nosotros controla su vida sólo
desde el momento actual. Esto se debe a que entramos a nuestro cuerpo
actual con mucho karma de vidas pasadas. Cuando experimentamos el caos,
confusión, rabia, odio o de hecho, cualquier negatividad, es porque en
algún momento de nuestro camino nos desconectamos de la fuerza de la Luz
del Creador y ahora estamos experimentando el efecto de eso. Puede que
no sepamos cuándo, por qué, o cuáles fueron las circunstancias de la
desconexión inicial. Lo importante es que ocurrió y ahora estamos de
nuevo aquí para reconectarnos y así cambiar nuestra experiencia. De
hecho todo representa una oportunidad para que nos reconectemos con el
Creador dentro de nosotros. Ese es nuestro trabajo aquí en la tierra.
Newton dijo que cada acción tiene una reacción igual y opuesta. Así
que, ¿qué ocurre cuando nos molestamos y les contestamos bruscamente a
las personas, o cuando nos negamos a ofrecer dignidad humana a las
personas que nos rodean, o cuando no nos importan las cosas que nos
deberían importar? ¿Qué ocurre con esa pequeña bola de energía negativa
que generamos? No desaparece, simplemente se queda en algún lugar de la
computadora que llamamos vida. Ni siquiera la sentimos porque fue el
resultado de algo que posiblemente hayamos hecho accidentalmente o sin
pensar; no es como si la hubiésemos puesto ahí conscientemente. Pero
diez años después, algo ocurre, y quizás nos encontramos frente a un
juez, y él está realmente molesto con nosotros. Y nos preguntamos: “¿Por
qué está molesto? Yo no hice nada”. No vemos que la razón por la que
estamos en nuestra situación actual se debe a la data que ingresamos
años antes.
En Yom Kipur, hablamos del concepto de la unificación. Que para mí
significa volver a conectarse con la Luz del Creador. Pero esto no está
reservado sólo para un día del año. Sino que es un proceso en el que
debemos participar a diario, y es una de las herramientas más poderosas
para cambiar nuestra realidad.
Cada vez que experimentamos una reacción que nos pone en conflicto
con la Luz infinita de amor y compartir dentro de nosotros, de hecho nos
está presentando un momento para reconectarnos con la Luz del Creador
que está dentro de nosotros. Las personas y las situaciones en nuestra
vida, en todas nuestras vidas de hecho, simplemente son agentes para
despertar esas partes de nosotros que aún deben ser reparadas, y al
hacer este trabajo, más bendiciones, amor y energía pueden fluir a
través de nosotros.
La razón por la que el miedo, rabia, odio o
resentimiento aparecen dentro de nosotros cuando lo hacen es porque esos
momentos, por una razón que va más allá de nuestro entendimiento, son
perfectos para que asumamos la responsabilidad por ellos y liberemos
algo de espacio en nuestro disco duro.
El punto más importante de este proceso es que la expiación
(unificación) no es sobre sentir culpa. ¡Ya es suficiente depuración! La
responsabilidad por nosotros mismos se trata de liberarnos, en un nivel
muy profundo, de las semillas kármicas que puede que hayamos plantado
en esta vida o en una vida pasada. La culpa y el remordimiento nos
bloquean de realmente realizar el proceso. ¡De hecho, la culpa y el
remordimiento son desconexiones de la fuerza de la Luz que también
necesitamos expiar!
Todas las herramientas que utilizamos en el Centro de Kabbalah: El
Zóhar, los 72 Nombres de Dios, el Ana Bejóaj, incluso las ventanas en el
tiempo, de hecho están ahí para ayudarnos a cumplir esta meta. De
hecho, el Rav se refirió a las festividades como Yom Kipur y Rosh
Hashaná, como días completos[2], porque son ventanas cósmicas en el
tiempo en las que podemos usar herramientas espirituales específicas
reveladas por los kabbalistas a través de las generaciones, para
ayudarnos a regresar a nuestro estado unificado original, siendo un todo
con el Creador.
Pésaj es uno de los días completos más poderosos, y durante las
próximas semanas tenemos la oportunidad de romper nuestros esquemas y
embarcarnos de cierta forma en una aventura, un viaje interno de dejar
ir y reconectarnos con la Luz. Este viaje requerirá que seamos fuertes y
atrevidos, pero al mismo tiempo curiosos y emocionados, abiertos a
descubrir algo nuevo sobre nosotros mismos o despertar una chispa que
quizás hayamos perdido en nuestro camino espiritual.
¡Todo este proceso empieza el viernes en la noche y el sábado, con la
Luna Nueva de Aries, así que mantente atento y prepárate para realizar
una limpieza profunda de alma!
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http://es.kabbalah.com/los-12-d%C3%ADas-de-aries-primera-parte-regresando-la-unificaci%C3%B3n#sthash.kyId9VG5.dpuf
Hoy quisiera
hablarles de uno de los conceptos espirituales más poderosos en el universo: el
concepto que sienta la base de todo nuestro trabajo espiritual en este camino
de la Kabbalah. Es un concepto que, cuando es entendido y empleado en nuestra
conciencia, tiene el poder de cambiar la realidad que experimentamos. Sin embargo,
al mismo tiempo, es un concepto que podemos olvidar y recordar 100 veces en un
día.
Así que,
¿Cuál es este concepto? Es muy simple:
Tú y yo, todos nosotros, somos 100% responsables de todo lo que
experimentamos en nuestra vida. Todo: lo bueno, lo malo, lo bonito y lo feo.
La mayoría
de nosotros está familiarizado con este concepto cuando se trata de asumir la
responsabilidad de nuestras palabras y comportamientos fáciles de recordar.
Somos buenos diciendo: “Está bien, hice X, Y o Z, y ahora estoy lidiando con
los efectos de lo que hice”.
Pero la
responsabilidad de la que estoy hablando comprende mucho más que eso.
Verás,
realmente ninguno de nosotros controla su vida sólo desde el momento actual.
Esto se debe a que entramos a nuestro cuerpo actual con mucho karma de vidas
pasadas. Cuando experimentamos el caos, confusión, rabia, odio o de hecho,
cualquier negatividad, es porque en algún momento de nuestro camino nos
desconectamos de la fuerza de la Luz del Creador y ahora estamos experimentando
el efecto de eso. Puede que no sepamos cuándo, por qué, o cuáles fueron las
circunstancias de la desconexión inicial. Lo importante es que ocurrió y ahora
estamos de nuevo aquí para reconectarnos y así cambiar nuestra experiencia. De
hecho todo representa una oportunidad para que nos reconectemos con el Creador
dentro de nosotros. Ese es nuestro trabajo aquí en la tierra.
Newton dijo que cada acción tiene una reacción
igual y opuesta. Así que, ¿qué ocurre cuando nos molestamos y les contestamos
bruscamente a las personas, o cuando nos negamos a ofrecer dignidad humana a
las personas que nos rodean, o cuando no nos importan las cosas que nos
deberían importar? ¿Qué ocurre con esa pequeña bola de energía negativa que
generamos? No desaparece, simplemente se queda en algún lugar de la computadora
que llamamos vida. Ni siquiera la sentimos porque fue el resultado de algo que
posiblemente hayamos hecho accidentalmente o sin pensar; no es como si la
hubiésemos puesto ahí conscientemente. Pero diez años después, algo ocurre, y
quizás nos encontramos frente a un juez, y él está realmente molesto con
nosotros. Y nos preguntamos: “¿Por qué está molesto? Yo no hice nada”. No vemos
que la razón por la que estamos en nuestra situación actual se debe a la data
que ingresamos años antes
En Yom
Kipur, hablamos del concepto de la unificación. Que para mí significa volver a
conectarse con la Luz del Creador. Pero esto no está reservado sólo para un día
del año. Sino que es un proceso en el que debemos participar a diario, y es una
de las herramientas más poderosas para cambiar nuestra realidad.
Cada vez que experimentamos una reacción que nos
pone en conflicto con la Luz infinita de amor y compartir dentro de nosotros,
de hecho nos está presentando un momento para reconectarnos con la Luz del
Creador que está dentro de nosotros. Las personas y las situaciones en nuestra
vida, en todas nuestras vidas de hecho, simplemente son agentes para despertar
esas partes de nosotros que aún deben ser reparadas, y al hacer este trabajo,
más bendiciones, amor y energía
pueden fluir a través de nosotros.
La razón por
la que el miedo, rabia, odio o resentimiento aparecen dentro de nosotros cuando
lo hacen es porque esos momentos, por una razón que va más allá de nuestro
entendimiento, son perfectos para que asumamos la responsabilidad por ellos y
liberemos algo de espacio en nuestro disco duro.
El punto más
importante de este proceso es que la expiación (unificación) no es sobre sentir
culpa. ¡Ya es suficiente depuración! La responsabilidad por nosotros mismos se
trata de liberarnos, en un nivel muy profundo, de las semillas kármicas que
puede que hayamos plantado en esta vida o en una vida pasada. La culpa y el
remordimiento nos bloquean de realmente realizar el proceso. ¡De hecho, la
culpa y el remordimiento son desconexiones de la fuerza de la Luz que también
necesitamos expiar!
Todas las
herramientas que utilizamos en el Centro de Kabbalah: El Zóhar, los 72 Nombres
de Dios, el Ana Bejóaj, incluso las ventanas en el tiempo, de hecho están ahí
para ayudarnos a cumplir esta meta. De hecho, el Rav se refirió a las
festividades como Yom Kipur y Rosh Hashaná, como días completos[2], porque son
ventanas cósmicas en el tiempo en las que podemos usar herramientas
espirituales específicas reveladas por los kabbalistas a través de las
generaciones, para ayudarnos a regresar a nuestro estado unificado original,
siendo un todo con el Creador.
Karen Berg
Hoy
quisiera hablarles de uno de los conceptos espirituales más poderosos
en el universo: el concepto que sienta la base de todo nuestro trabajo
espiritual en este camino de la Kabbalah. Es un concepto que, cuando es
entendido y empleado en nuestra conciencia, tiene el poder de cambiar la
realidad que experimentamos. Sin embargo, al mismo tiempo, es un
concepto que podemos olvidar y recordar 100 veces en un día.
Así que, ¿Cuál es este concepto? Es muy simple:
Tú y yo, todos nosotros, somos 100% responsables de todo lo
que experimentamos en nuestra vida. Todo: lo bueno, lo malo, lo bonito y
lo feo.
La mayoría de nosotros está familiarizado con este concepto cuando se
trata de asumir la responsabilidad de nuestras palabras y
comportamientos fáciles de recordar. Somos buenos diciendo: “Está bien,
hice X, Y o Z, y ahora estoy lidiando con los efectos de lo que hice”.
Pero la responsabilidad de la que estoy hablando comprende mucho más
que eso. Verás, realmente ninguno de nosotros controla su vida sólo
desde el momento actual. Esto se debe a que entramos a nuestro cuerpo
actual con mucho karma de vidas pasadas. Cuando experimentamos el caos,
confusión, rabia, odio o de hecho, cualquier negatividad, es porque en
algún momento de nuestro camino nos desconectamos de la fuerza de la Luz
del Creador y ahora estamos experimentando el efecto de eso. Puede que
no sepamos cuándo, por qué, o cuáles fueron las circunstancias de la
desconexión inicial. Lo importante es que ocurrió y ahora estamos de
nuevo aquí para reconectarnos y así cambiar nuestra experiencia. De
hecho todo representa una oportunidad para que nos reconectemos con el
Creador dentro de nosotros. Ese es nuestro trabajo aquí en la tierra.
Newton dijo que cada acción tiene una reacción igual y opuesta. Así
que, ¿qué ocurre cuando nos molestamos y les contestamos bruscamente a
las personas, o cuando nos negamos a ofrecer dignidad humana a las
personas que nos rodean, o cuando no nos importan las cosas que nos
deberían importar? ¿Qué ocurre con esa pequeña bola de energía negativa
que generamos? No desaparece, simplemente se queda en algún lugar de la
computadora que llamamos vida. Ni siquiera la sentimos porque fue el
resultado de algo que posiblemente hayamos hecho accidentalmente o sin
pensar; no es como si la hubiésemos puesto ahí conscientemente. Pero
diez años después, algo ocurre, y quizás nos encontramos frente a un
juez, y él está realmente molesto con nosotros. Y nos preguntamos: “¿Por
qué está molesto? Yo no hice nada”. No vemos que la razón por la que
estamos en nuestra situación actual se debe a la data que ingresamos
años antes.
En Yom Kipur, hablamos del concepto de la unificación. Que para mí
significa volver a conectarse con la Luz del Creador. Pero esto no está
reservado sólo para un día del año. Sino que es un proceso en el que
debemos participar a diario, y es una de las herramientas más poderosas
para cambiar nuestra realidad.
Cada vez que experimentamos una reacción que nos pone en conflicto
con la Luz infinita de amor y compartir dentro de nosotros, de hecho nos
está presentando un momento para reconectarnos con la Luz del Creador
que está dentro de nosotros. Las personas y las situaciones en nuestra
vida, en todas nuestras vidas de hecho, simplemente son agentes para
despertar esas partes de nosotros que aún deben ser reparadas, y al
hacer este trabajo, más bendiciones, amor y energía pueden fluir a
través de nosotros.
La razón por la que el miedo, rabia, odio o
resentimiento aparecen dentro de nosotros cuando lo hacen es porque esos
momentos, por una razón que va más allá de nuestro entendimiento, son
perfectos para que asumamos la responsabilidad por ellos y liberemos
algo de espacio en nuestro disco duro.
El punto más importante de este proceso es que la expiación
(unificación) no es sobre sentir culpa. ¡Ya es suficiente depuración! La
responsabilidad por nosotros mismos se trata de liberarnos, en un nivel
muy profundo, de las semillas kármicas que puede que hayamos plantado
en esta vida o en una vida pasada. La culpa y el remordimiento nos
bloquean de realmente realizar el proceso. ¡De hecho, la culpa y el
remordimiento son desconexiones de la fuerza de la Luz que también
necesitamos expiar!
Todas las herramientas que utilizamos en el Centro de Kabbalah: El
Zóhar, los 72 Nombres de Dios, el Ana Bejóaj, incluso las ventanas en el
tiempo, de hecho están ahí para ayudarnos a cumplir esta meta. De
hecho, el Rav se refirió a las festividades como Yom Kipur y Rosh
Hashaná, como días completos[2], porque son ventanas cósmicas en el
tiempo en las que podemos usar herramientas espirituales específicas
reveladas por los kabbalistas a través de las generaciones, para
ayudarnos a regresar a nuestro estado unificado original, siendo un todo
con el Creador.
Pésaj es uno de los días completos más poderosos, y durante las
próximas semanas tenemos la oportunidad de romper nuestros esquemas y
embarcarnos de cierta forma en una aventura, un viaje interno de dejar
ir y reconectarnos con la Luz. Este viaje requerirá que seamos fuertes y
atrevidos, pero al mismo tiempo curiosos y emocionados, abiertos a
descubrir algo nuevo sobre nosotros mismos o despertar una chispa que
quizás hayamos perdido en nuestro camino espiritual.
¡Todo este proceso empieza el viernes en la noche y el sábado, con la
Luna Nueva de Aries, así que mantente atento y prepárate para realizar
una limpieza profunda de alma!
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quisiera hablarles de uno de los conceptos espirituales más poderosos
en el universo: el concepto que sienta la base de todo nuestro trabajo
espiritual en este camino de la Kabbalah. Es un concepto que, cuando es
entendido y empleado en nuestra conciencia, tiene el poder de cambiar la
realidad que experimentamos. Sin embargo, al mismo tiempo, es un
concepto que podemos olvidar y recordar 100 veces en un día.
Así que, ¿Cuál es este concepto? Es muy simple:
Tú y yo, todos nosotros, somos 100% responsables de todo lo
que experimentamos en nuestra vida. Todo: lo bueno, lo malo, lo bonito y
lo feo.
La mayoría de nosotros está familiarizado con este concepto cuando se
trata de asumir la responsabilidad de nuestras palabras y
comportamientos fáciles de recordar. Somos buenos diciendo: “Está bien,
hice X, Y o Z, y ahora estoy lidiando con los efectos de lo que hice”.
Pero la responsabilidad de la que estoy hablando comprende mucho más
que eso. Verás, realmente ninguno de nosotros controla su vida sólo
desde el momento actual. Esto se debe a que entramos a nuestro cuerpo
actual con mucho karma de vidas pasadas. Cuando experimentamos el caos,
confusión, rabia, odio o de hecho, cualquier negatividad, es porque en
algún momento de nuestro camino nos desconectamos de la fuerza de la Luz
del Creador y ahora estamos experimentando el efecto de eso. Puede que
no sepamos cuándo, por qué, o cuáles fueron las circunstancias de la
desconexión inicial. Lo importante es que ocurrió y ahora estamos de
nuevo aquí para reconectarnos y así cambiar nuestra experiencia. De
hecho todo representa una oportunidad para que nos reconectemos con el
Creador dentro de nosotros. Ese es nuestro trabajo aquí en la tierra.
Newton dijo que cada acción tiene una reacción igual y opuesta. Así
que, ¿qué ocurre cuando nos molestamos y les contestamos bruscamente a
las personas, o cuando nos negamos a ofrecer dignidad humana a las
personas que nos rodean, o cuando no nos importan las cosas que nos
deberían importar? ¿Qué ocurre con esa pequeña bola de energía negativa
que generamos? No desaparece, simplemente se queda en algún lugar de la
computadora que llamamos vida. Ni siquiera la sentimos porque fue el
resultado de algo que posiblemente hayamos hecho accidentalmente o sin
pensar; no es como si la hubiésemos puesto ahí conscientemente. Pero
diez años después, algo ocurre, y quizás nos encontramos frente a un
juez, y él está realmente molesto con nosotros. Y nos preguntamos: “¿Por
qué está molesto? Yo no hice nada”. No vemos que la razón por la que
estamos en nuestra situación actual se debe a la data que ingresamos
años antes.
En Yom Kipur, hablamos del concepto de la unificación. Que para mí
significa volver a conectarse con la Luz del Creador. Pero esto no está
reservado sólo para un día del año. Sino que es un proceso en el que
debemos participar a diario, y es una de las herramientas más poderosas
para cambiar nuestra realidad.
Cada vez que experimentamos una reacción que nos pone en conflicto
con la Luz infinita de amor y compartir dentro de nosotros, de hecho nos
está presentando un momento para reconectarnos con la Luz del Creador
que está dentro de nosotros. Las personas y las situaciones en nuestra
vida, en todas nuestras vidas de hecho, simplemente son agentes para
despertar esas partes de nosotros que aún deben ser reparadas, y al
hacer este trabajo, más bendiciones, amor y energía pueden fluir a
través de nosotros.
La razón por la que el miedo, rabia, odio o
resentimiento aparecen dentro de nosotros cuando lo hacen es porque esos
momentos, por una razón que va más allá de nuestro entendimiento, son
perfectos para que asumamos la responsabilidad por ellos y liberemos
algo de espacio en nuestro disco duro.
El punto más importante de este proceso es que la expiación
(unificación) no es sobre sentir culpa. ¡Ya es suficiente depuración! La
responsabilidad por nosotros mismos se trata de liberarnos, en un nivel
muy profundo, de las semillas kármicas que puede que hayamos plantado
en esta vida o en una vida pasada. La culpa y el remordimiento nos
bloquean de realmente realizar el proceso. ¡De hecho, la culpa y el
remordimiento son desconexiones de la fuerza de la Luz que también
necesitamos expiar!
Todas las herramientas que utilizamos en el Centro de Kabbalah: El
Zóhar, los 72 Nombres de Dios, el Ana Bejóaj, incluso las ventanas en el
tiempo, de hecho están ahí para ayudarnos a cumplir esta meta. De
hecho, el Rav se refirió a las festividades como Yom Kipur y Rosh
Hashaná, como días completos[2], porque son ventanas cósmicas en el
tiempo en las que podemos usar herramientas espirituales específicas
reveladas por los kabbalistas a través de las generaciones, para
ayudarnos a regresar a nuestro estado unificado original, siendo un todo
con el Creador.
Pésaj es uno de los días completos más poderosos, y durante las
próximas semanas tenemos la oportunidad de romper nuestros esquemas y
embarcarnos de cierta forma en una aventura, un viaje interno de dejar
ir y reconectarnos con la Luz. Este viaje requerirá que seamos fuertes y
atrevidos, pero al mismo tiempo curiosos y emocionados, abiertos a
descubrir algo nuevo sobre nosotros mismos o despertar una chispa que
quizás hayamos perdido en nuestro camino espiritual.
¡Todo este proceso empieza el viernes en la noche y el sábado, con la
Luna Nueva de Aries, así que mantente atento y prepárate para realizar
una limpieza profunda de alma!
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Hoy
quisiera hablarles de uno de los conceptos espirituales más poderosos
en el universo: el concepto que sienta la base de todo nuestro trabajo
espiritual en este camino de la Kabbalah. Es un concepto que, cuando es
entendido y empleado en nuestra conciencia, tiene el poder de cambiar la
realidad que experimentamos. Sin embargo, al mismo tiempo, es un
concepto que podemos olvidar y recordar 100 veces en un día.
Así que, ¿Cuál es este concepto? Es muy simple:
Tú y yo, todos nosotros, somos 100% responsables de todo lo
que experimentamos en nuestra vida. Todo: lo bueno, lo malo, lo bonito y
lo feo.
La mayoría de nosotros está familiarizado con este concepto cuando se
trata de asumir la responsabilidad de nuestras palabras y
comportamientos fáciles de recordar. Somos buenos diciendo: “Está bien,
hice X, Y o Z, y ahora estoy lidiando con los efectos de lo que hice”.
Pero la responsabilidad de la que estoy hablando comprende mucho más
que eso. Verás, realmente ninguno de nosotros controla su vida sólo
desde el momento actual. Esto se debe a que entramos a nuestro cuerpo
actual con mucho karma de vidas pasadas. Cuando experimentamos el caos,
confusión, rabia, odio o de hecho, cualquier negatividad, es porque en
algún momento de nuestro camino nos desconectamos de la fuerza de la Luz
del Creador y ahora estamos experimentando el efecto de eso. Puede que
no sepamos cuándo, por qué, o cuáles fueron las circunstancias de la
desconexión inicial. Lo importante es que ocurrió y ahora estamos de
nuevo aquí para reconectarnos y así cambiar nuestra experiencia. De
hecho todo representa una oportunidad para que nos reconectemos con el
Creador dentro de nosotros. Ese es nuestro trabajo aquí en la tierra.
Newton dijo que cada acción tiene una reacción igual y opuesta. Así
que, ¿qué ocurre cuando nos molestamos y les contestamos bruscamente a
las personas, o cuando nos negamos a ofrecer dignidad humana a las
personas que nos rodean, o cuando no nos importan las cosas que nos
deberían importar? ¿Qué ocurre con esa pequeña bola de energía negativa
que generamos? No desaparece, simplemente se queda en algún lugar de la
computadora que llamamos vida. Ni siquiera la sentimos porque fue el
resultado de algo que posiblemente hayamos hecho accidentalmente o sin
pensar; no es como si la hubiésemos puesto ahí conscientemente. Pero
diez años después, algo ocurre, y quizás nos encontramos frente a un
juez, y él está realmente molesto con nosotros. Y nos preguntamos: “¿Por
qué está molesto? Yo no hice nada”. No vemos que la razón por la que
estamos en nuestra situación actual se debe a la data que ingresamos
años antes.
En Yom Kipur, hablamos del concepto de la unificación. Que para mí
significa volver a conectarse con la Luz del Creador. Pero esto no está
reservado sólo para un día del año. Sino que es un proceso en el que
debemos participar a diario, y es una de las herramientas más poderosas
para cambiar nuestra realidad.
Cada vez que experimentamos una reacción que nos pone en conflicto
con la Luz infinita de amor y compartir dentro de nosotros, de hecho nos
está presentando un momento para reconectarnos con la Luz del Creador
que está dentro de nosotros. Las personas y las situaciones en nuestra
vida, en todas nuestras vidas de hecho, simplemente son agentes para
despertar esas partes de nosotros que aún deben ser reparadas, y al
hacer este trabajo, más bendiciones, amor y energía pueden fluir a
través de nosotros.
La razón por la que el miedo, rabia, odio o
resentimiento aparecen dentro de nosotros cuando lo hacen es porque esos
momentos, por una razón que va más allá de nuestro entendimiento, son
perfectos para que asumamos la responsabilidad por ellos y liberemos
algo de espacio en nuestro disco duro.
El punto más importante de este proceso es que la expiación
(unificación) no es sobre sentir culpa. ¡Ya es suficiente depuración! La
responsabilidad por nosotros mismos se trata de liberarnos, en un nivel
muy profundo, de las semillas kármicas que puede que hayamos plantado
en esta vida o en una vida pasada. La culpa y el remordimiento nos
bloquean de realmente realizar el proceso. ¡De hecho, la culpa y el
remordimiento son desconexiones de la fuerza de la Luz que también
necesitamos expiar!
Todas las herramientas que utilizamos en el Centro de Kabbalah: El
Zóhar, los 72 Nombres de Dios, el Ana Bejóaj, incluso las ventanas en el
tiempo, de hecho están ahí para ayudarnos a cumplir esta meta. De
hecho, el Rav se refirió a las festividades como Yom Kipur y Rosh
Hashaná, como días completos[2], porque son ventanas cósmicas en el
tiempo en las que podemos usar herramientas espirituales específicas
reveladas por los kabbalistas a través de las generaciones, para
ayudarnos a regresar a nuestro estado unificado original, siendo un todo
con el Creador.
Pésaj es uno de los días completos más poderosos, y durante las
próximas semanas tenemos la oportunidad de romper nuestros esquemas y
embarcarnos de cierta forma en una aventura, un viaje interno de dejar
ir y reconectarnos con la Luz. Este viaje requerirá que seamos fuertes y
atrevidos, pero al mismo tiempo curiosos y emocionados, abiertos a
descubrir algo nuevo sobre nosotros mismos o despertar una chispa que
quizás hayamos perdido en nuestro camino espiritual.
¡Todo este proceso empieza el viernes en la noche y el sábado, con la
Luna Nueva de Aries, así que mantente atento y prepárate para realizar
una limpieza profunda de alma!
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