¿Cuántos de todos los consejos que damos durante el día los tenemos conquistados por nosotros mismos? ¿En qué seguimos novatos, pero dando consejos a quien se enfrenta de verdad en la cancha?
Lo que nos cuenta la Biblia acerca de Avram y Sará, es que ellos se empujaban al siempre al siguiente nivel espiritual, por eso podían dar consejo sabio.
No
podemos ayudar si nosotros no hemos conquistado ese mismo aspecto, si no hemos atravesado lo que la persona ha estado atravesando (o al menos algo equivalente), solo así puedes tener
misericordia, entender realmente de que está pasando.
La verdad es que si no experimentaras el dolor y la frustración en ti mismo, y la llegas a trascender, no estás acreditado "desde tu trono de privilegio" a predicar lo fácil que es vivir, hacer o lograr, o explicar a nadie acerca de la situación, y quizás lo más humano que podremos hacer, será guardar silencio y estar físicamente para tratar de ayudar en lo que de verdad quite carga al otro, no cargarlo de buenos consejos que no hemos experimentado en carne propia.
Hablar desde un análisis mental, no es entender de la manera en que un quiebre verdadero te hace comprender la vida. Desde un "Tú lo que deberías de hacer es...", es la mejor manera de apartarte emocionalmente de cualquiera.
Hace muchos años, cuando yo era muy jovencita aún, hice mi servicio social en un centro de atención psicológica para niños. Llegó una chiquita a la que le habían extirpado un ojo por una tumoración. Aunque racionalmente pensé en su trauma y su dificultad, decidí taparme un ojo para hacer mis actividades del día y tener tan siquiera, una mínima idea de lo que ella experimentaba. Terminé exhausta y con un fuerte dolor de cabeza. Yo sé que aunque hice un buen esfuerzo por ponerme en sus zapatos, no lo logré lo suficiente, porque su problema se extendía mucho más allá de la pérdida física. Aún así, mi jefe y yo nos implicamos hasta donde pudimos, aunque ciertamente no llegamos tan lejos como hubiéramos querido por razones ajenas a nuestro alcance, pero esos fueron mis inicios, aún minúsculos de tratar de expandir mi empatía.
Antes de tan solo pensar como saldrás bien parado tú de tu reto...¿Qué hay ahí para otros? ¿Qué dolores quizás no escuchas detrás de sus voces que no te permiten entrar en contacto con la realidad que ellos mismos experimentan y del cual incluso se les dificulta pedir ayuda?
Hay que hacer restricción donde te cuesta...Quizás sea ponernos un poco más en los zapatos del otro, aunque la empatía al 100% sea un reto casi imposible de lograr. Intentarlo genuinamente es valioso.
¿Qué será lo que podremos hacer?
Feliz reflexión Comunidad
Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta - Coach
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