En esta porción sabemos que Abraham y a Sarah eran dos almas dedicadas a ayudar a todos los que podían, lo cual por sí mismo es un mensaje para nosotros: Ayudar es bueno, es lo esperado, pero el aspecto de ayudar aconsejando, esa quizás es una página aparte de "ayudar"
Aconsejar puede tomar aspectos de ego si no estamos alertas.
Explican los maestros que solo podemos ayudar si nosotros hemos conquistado ese mismo aspecto de una situación; si
yo no he atravesado lo que la persona ha estado atravesando, es posible que no pueda tener misericordia, entender realmente lo que está pasando.
Este comentario habla (sin mencionar la palabra) de la empatía, de poder realmente comprender lo que está enfrentando nuestro compañero humano.
No quiere decir que tendríamos que haber pasado por todas las tragedias posibles para ser sensibles a lo que experimenta alguien más, pero ciertamente se refiere a la dificultad de tener sensibilidad alguna si no has enfrentado situaciones difíciles en propia carne y has aprendido algo del color real al respecto.
Por ejemplo: Aconsejar es en el mundo de la psicoterapia, es algo nos está casi del todo negado por modelo teórico. Nosotros acompañamos a la persona con preguntas, con perspectivas, con hipótesis y dudas razonables que amplíen el panorama de entendimiento de la persona que nos confía su vivencia, pero los consejos están reducidos al mínimo por esta misma razón que los maestros nos explican; podrías errar fácilmente y caer en juicios.
Pero no solo los psicoterapeutas debemos tener en cuenta esta discrecionalidad con la que se aplica un consejo, cualquiera debiéramos de tener esta precaución para poder ayudar de verdad.
¿Tú la aplicas?
Prana Raquel Pascual
Coach de Vida y Carrera | Psicoterapeuta Gestalt
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