Martes, 22 de enero de 2013
Kabbalísticamente, ésta es
una semana muy poderosa ya que es la semana cuando los 72 nombres de Dios fueron
revelados a la humanidad. Para quienes son nuevos en Kabbalah, permítanme
explicar que los 72 nombres son 72 combinaciones de letras hebreas que vienen en
grupos de a tres. Cada combinación carga cierta energía que nos puede ayudar en
nuestras vidas. Los kabbalistas meditan con estos nombres para así conectarse
con la esencia divina de su interior y para que los ayude a cambiar y arrancar
de raíz esos aspectos internos que son negativos, limitantes o egoístas. Para
nosotros, estas combinaciones de letras nos ayudan a cambiar al nivel de
semilla; al nivel de la conciencia.
Con todo lo que ahora está pasando en el mundo, el nombre que será especialmente poderoso para que nos enfoquemos juntos esta semana es Hei Hei Ayin, el nombre para el amor incondicional. En este momento, más que nunca, debemos recordar que todos contenemos chispas de la misma Luz y que estamos acá para el mismo propósito colectivo: revelar positividad en un mundo caótico. Éste es nuestro trabajo aquí en la tierra. Al meditar en este nombre, esta semana, podemos cortar a través de cualquier ilusión que nos puede estar bloqueando el lograr este propósito, y por lo tanto puede fortalecer el amor incondicional entre nosotros.
Con todo lo que ahora está pasando en el mundo, el nombre que será especialmente poderoso para que nos enfoquemos juntos esta semana es Hei Hei Ayin, el nombre para el amor incondicional. En este momento, más que nunca, debemos recordar que todos contenemos chispas de la misma Luz y que estamos acá para el mismo propósito colectivo: revelar positividad en un mundo caótico. Éste es nuestro trabajo aquí en la tierra. Al meditar en este nombre, esta semana, podemos cortar a través de cualquier ilusión que nos puede estar bloqueando el lograr este propósito, y por lo tanto puede fortalecer el amor incondicional entre nosotros.
Se lee de derecha a izquierda, Hei Hei Ayin |
Una vez participé
en una conferencia junto con la Dra. Jehan Sadat, la antigua Primera Dama del
Egipto. Ella estaba hablando sobre sus puntos de vista y yo sobre los míos y,
¿sabes qué? encontramos que estábamos de acuerdo sobre ciertos puntos muy
poderosos. Para mi, esta similitud de pensamiento fue lo más importante de
nuestra discusión, especialmente si se tiene en cuenta lo fácil que es discrepar
en nuestras vidas y en nuestras interacciones con los demás. Es mucho más
difícil y, usualmente requiere de mayor esfuerzo, el poder encontrar puntos en
común con aquellos que piensan, se ven, viven o rezan de manera diferente que
nosotros.
Aunque es casi incomprensible, la verdad es que puede ser aún más difícil encontrar puntos en común en nuestras propias relaciones interpersonales. La razón para ello es que los seres humanos usualmente trabajan con agenda. Lo que debemos aprender es que cuando amamos a alguien y somos sus amigos o pareja, tenemos que ser capaces de dar amor sin agenda, inclusive cuando ellos tienen cambios en su humor o están heridos. Esto no significa que no podemos poner límites sanos o que debemos aguantar que alguien nos trate mal. Lo que sí significa es que debemos hacerles sentir a quienes están cerca de nosotros que ellos son parte nuestra, aún cuando no se sienten bien o actúan como niños en lugar de adultos. Recuerda, la única manera en que podemos recibir un regalo tal como es el amor incondicional es si podemos brindarlo nosotros.
Jimi Hendrix hizo popular la frase: "Cuando el poder del amor sobrepase el amor al poder, el mundo conocerá la paz". ¿Puedes visualizar éste mundo lleno de amor incondicional? No me refiero al tipo de amor que es romántico –ese es maravilloso– sino al amor por toda la Creación, el amor por el mundo. Inclusive el amor que podemos sentir al mirar una flor y decir "yo nunca hubiera podido crearla, pero qué hermosa es".
En realidad el amor es saber que cada cosa que vive, respira y crece –desde el más pequeño césped a cualquier ser humano– tiene un propósito.
Seguro, todos venimos de orígenes muy distintos. Pero el punto es que podemos crear unidad entre las diferentes personas del mundo, a pesar de nuestras diferencias, al tratarnos con dignidad humana. Que esta semana podamos todos estar más cerca de la unidad mediante el poder del amor incondicional, usando el Hei Hei Ayin, y a través de nuestro esfuerzo colectivo de hacer el trabajo espiritual.
Aunque es casi incomprensible, la verdad es que puede ser aún más difícil encontrar puntos en común en nuestras propias relaciones interpersonales. La razón para ello es que los seres humanos usualmente trabajan con agenda. Lo que debemos aprender es que cuando amamos a alguien y somos sus amigos o pareja, tenemos que ser capaces de dar amor sin agenda, inclusive cuando ellos tienen cambios en su humor o están heridos. Esto no significa que no podemos poner límites sanos o que debemos aguantar que alguien nos trate mal. Lo que sí significa es que debemos hacerles sentir a quienes están cerca de nosotros que ellos son parte nuestra, aún cuando no se sienten bien o actúan como niños en lugar de adultos. Recuerda, la única manera en que podemos recibir un regalo tal como es el amor incondicional es si podemos brindarlo nosotros.
Jimi Hendrix hizo popular la frase: "Cuando el poder del amor sobrepase el amor al poder, el mundo conocerá la paz". ¿Puedes visualizar éste mundo lleno de amor incondicional? No me refiero al tipo de amor que es romántico –ese es maravilloso– sino al amor por toda la Creación, el amor por el mundo. Inclusive el amor que podemos sentir al mirar una flor y decir "yo nunca hubiera podido crearla, pero qué hermosa es".
En realidad el amor es saber que cada cosa que vive, respira y crece –desde el más pequeño césped a cualquier ser humano– tiene un propósito.
Seguro, todos venimos de orígenes muy distintos. Pero el punto es que podemos crear unidad entre las diferentes personas del mundo, a pesar de nuestras diferencias, al tratarnos con dignidad humana. Que esta semana podamos todos estar más cerca de la unidad mediante el poder del amor incondicional, usando el Hei Hei Ayin, y a través de nuestro esfuerzo colectivo de hacer el trabajo espiritual.
Karen Berg