40 años atrás, Di.os había mandado a Moshé a hablar con el Faraón
para pedir que libere al pueblo de Israel. Pero en esa ocasión fue con su
hermano Aarón, ya que Moshé alegaba tener dificultades para hablar. Algunos lo
interpretan como que Moshé era tartamudo.
Entonces, ¿Cómo es posible que antes Moshé necesitaba de un interlocutor para hablar, y ahora da un discurso tan largo que da para escribir todo un libro de la Torá?
De aquí aprendemos que frente a situaciones críticas sacamos fortalezas que creíamos no tener. Este es el último discurso de Moshé antes de su muerte.
Del impacto de este discurso
dependerá la memoria histórica del pueblo, una vez asentado en Canaán, para no
repetir errores del pasado. Esta vez nadie puede hablar por él, su hermano
Aarón ya murió. Moshé se sobrepone a sus dificultades, sacando fuerzas de
flaqueza, y logra dar un discurso profundo y potente.
Esto nos hace reflexionar en que la vida es una gran escuela y lo que esperamos nosotros es ser grandes alumnos.
Nadie debiera de quedarse con las mismas ideas de su infancia, aunque suene muy lindo "mantener vivo al niño interior", eso no quiere decirse quedarse con mentalidad infantil, por el contrario, hay que asegurarse también de desarrollar al adulto maduro, así podremos vivir la vida con el candor y la capacidad de asombro de la niñez, pero al mismo tiempo podremos tomar las decisiones y responsabilidades que demanda nuestro paso por este Reino tan hermoso pero tan complejo.
Prana Raquel Pascual - Coach - Psicoterapeuta
Itálica https://www.institutohebreo.cl/blog/?p=55
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