martes, 27 de junio de 2023

Agua


Sabemos kabbalísticamente que cualquier entidad física en este mundo es manifestación del 1% de una fuerza, de un elemento metafísico, que no existe en la realidad física, en este caso, el agua, es la manifestación física de un elemento espiritual llamado Jesed, que es la energía de dar... la energía de empoderar... la fuerza de la columna derecha.

Jesed también se considera la energía de la curación. Se considera la fuente de los siete niveles que gobiernan nuestro mundo. Es verdad que hay niveles más altos llamados Keter, Jojmá, Biná por encima de Jesed, pero normalmente esos están más allá de nuestro alcance.

Hay siete niveles a los que podemos acceder como parte de nuestra realidad espiritual: Guevurah, Tiferet, Netzaj, Hod, Yesod y Maljut que es donde habitamos normalmente. Jesed es la séfira superior de todos ellos, el nivel de semilla que incluye a todos.

Actuar como Jesed, con los atributos de ese reino, te da un nivel de protección, te permite no no ser vulnerable a la negatividad del mal de ojo.

Ahora bien, ¿Qué significa –en la vida práctica– rodearme de esa energía de Jesed? ¿Cómo puedo ser más Jesed de lo que soy?

Volviéndome un ser que da, que comparte. Que esa sea mi consciencia e intención habituales.

Como ejemplo, podemos hacernos una pregunta muy simple: ¿Estoy en un estado de dar o de recibir?

Digamos que vas a entrevista para que te acepten en un trabajo, o que estás a punto de vender un producto o hacer un gran argumento de venta: en ese momento, ¿Estás en un estado de dar o recibir? ¡Hazte una pregunta simple! Si estás demasiado necesitado de ese trabajo, si eres demasiado dependiente de lo que van a decir, entonces no estás en un estado de dar; en cambio, estás en un estado de recibir. Estás esperando que la otra persona te empodere. No estás en un estado de: “Estoy aquí para ofrecer algo positivo. Lo consiga o no, no me voy a centrar ahora en el resultado. Me estoy enfocando en mi intención, que es ser un dador”. Si estás en un estado de dador, la protección vendrá.

Así que hazte esta simple pregunta y te sorprenderás al ver cómo, durante la mayor parte del día, tal vez del 95 al 98% del día, somos receptores.

Basado en clase de Eitan Yardeni

Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt Humanista - Coach

Imagen https://www.eurocanariasoftalmologica.com/como-afecta-cloro-piscinas-ojos/

lunes, 26 de junio de 2023

Consciencia o Inconsciencia de Unidad


Esta semana leemos la porción llamada Balak. Una vez más encontramos un nombre propio en una de las porciones. No es raro, pero tampoco es aleatorio, debemos poner mucha atención en las características de esta persona para no perder el mensaje que el código nos puede compartir.

En este caso Balak era el rey de los moabitas, un pueblo "enemigo" de los israelitas liderados por Moisés. Balak supo que los isrealitas se acercaban a su territorio y entonces contrató a Bilaam, un ser que conocía de artes de brujería y profecía pero que las interpretaba a su entender y conveniencia, y de ahí el problema.

Balak era creyente de Baal un dios de la fertilidad y la lluvia de ciertos pueblos de aquel tiempo.

Pensemos que gran tema de diferencia entre el monoteísmo y el politeísmo es que este segundo fragmenta en pequeños pedazos (por así decirlo), los fenómenos del Universo. La visión del monoteísmo unifica el poder de unidad y sentido de un Todo, no considera que haya tal cosa como una batalla entre dioses o tener que contentar a uno con consecuencias de incomodar a otro, sino comprender la unicidad de nosotros incluidos dentro de toda UNA Creación en la que como entendemos, pertenecemos EN, nada es ajeno y técnicamente me atrevo a decir que nada debería ser enemigo de nada, simplemente somos elementos de la dinámica de la Creación, por eso se vuelve complejo pensar en adorar a un pedacito o sentir como que "este es mi dios pero no es el tuyo".

Como veremos esa fragmentación es la que genera los odios y desconfianzas. Los rencores y la incapacidad de compartir.

Esto vemos en este capítulo o porción, esta búsqueda de destruir a otra parte de la creación en este caso con el poder de la palabra, es decir a partir de maldecir.

Aquí simplemente cerraré el post de hoy con la reflexión. Si tu encuentras un cuerpo de agua cristalina y dices, "solo voy a envenenar una partecita de esta agua con mis desechos, con jabón, con basura, con sustancias tóxicas, pero solo este pedacito..." eso es algo que no sucede. Si contaminas una pequeña parte, esto se dispersa y contamina al Todo.

Esto pasa cuando maldecimos o contaminamos nuestro entorno espiritual, social, familiar, de comunidad. Parece que no querías hacer daño al Todo, no te querías hacer daño a ti y a los tuyos, pero eventualmente, en la dinámica del sistema, la maledicencia regresa a ti de alguna manera porque todo y todos estamos de alguna manera conectados. Pertenecemos a la unidad y no hay tal cosa como que no impactes con tus palabras, intenciones u acciones.

¿Cómo te parece que esto impacta en tu propio entorno? ¿Crees realmente que no impactas?

Todos impactamos. No somos insignificantes ni inocuos, no debiéramos desatender tanto ese poder que tenemos simplemente por pertenecer.

Feliz día. Reflexiona ¿Cómo ayudas tu a contaminar tus espacios de convivencia simplemente con tu actitud, tus palabras y acciones?

Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt Humanista - Coach

Imagenhttps://www.lasiciliainrete.it/es/culti-miti-e-leggende-dellantica-sicilia/culti-di-origine-orientale/baal/

Nota: De acuerdo a lo que se puede leer, a Baal se le ofrecían sacrificios humanos de niños primogénitos de las familias "nobles". Parece que un recurso que se implementó fue la práctica de secuestrar niños para ofrendárselos, quizás de ahí el horror con el que se le registra en la historia judeo- cristiana, a fin de que posteriormente de ese nombre surge Baal - Zebub o Señor de las moscas o del estiércol que posteriormente hemos escuchado como Belce-bú. DE ahí la imagen de hoy en el que se ve la entrega de un bebé a una figura entronizada.