viernes, 23 de junio de 2017

Un falso consejo

¿Has notado que todos corremos tras de algo en esta vida? Todos esperamos algo, todos queremos algo y eso está bien, desear no es negativo, lo que si puede serlo es que tengas una prisa innecesaria, y no caches que en el proceso está la bendición.

Aquella persona que corre detrás de las cosas desesperadamente suele tener también muchos momentos de sufrimiento, preguntando probablemente ¿Porque no a mi Di-os mío? 

Pero también podríamos preguntarnos y "¿Por qué yo si debiera recibir algo?" Sea lo que sea.

Las cosas que son para ti llegan, y por eso hay que "hacer vasija", para que no lleguen antes de que estemos listos para apreciarlas y no tengan donde alojarse...¿Te imaginas? Tu alma gemela llega y tú no estás listo para reconocerlo :-O

¿Podría haber algo más penoso?

Quizás si sucede ni siquiera nos daremos cuenta de que así fue, por eso no hay ni que llegar al escenario, hay que trabajar pro-activamente para tener causas para los efectos que deseamos.

¿Qué hay antes de ganar dinero? Probablemente trabajar, hacer acciones de producir, de manifestar. ¿Qué hay antes de tener amigos? Quizás extender buenas relaciones, ser amable, ser solícito, ser abierto. ¿Qué hay antes de tener un trabajo satisfactorio en todos los sentidos? Estar preparado, hacer equipo, respetar a otros, confrontar por las vías adecuadas y en los momentos adecuados...¡No sé! ¡Hay tantos posibles escenarios! Pero sobre todo y en todos los casos, algo importante es no esperar a ser feliz a partir del cumplimiento de tus expectativas.

Por qué hablamos de esto esta semana: Porque estamos transcurriendo Koraj, y la porción comienza así: Koraj tomó.

¿Qué es lo que tomó? Un falso consejo para sí mismo. 

¿De donde vienen los falsos consejos para nosotros mismos?

De nuestro deseo de recibir para nosotros mismos, de nuestro ego.

¿Pensamos que somos más listos? ¿Pensamos que somos más buenos? ¿Pensamos que sabemos más? Quizás si, puede ser incluso cierto...y si embargo no se trata de eso, sino de que si en el medio de esas demandas nosotros en vez de crear unidad con los demás creamos separación y fragmentación, es posible que  en vez de recibir lo que podríamos recibir, lo perdamos sin remedio.

Es una situación delicada porque puede no ser mentira que seamos aptos, pero eso es obsequio, lo interesante es que hacemos con lo que nos ha sido dado.

Te invito a reflexionar y revisar ¿Donde puedes tener razón y sin embargo no estar en el lugar de consciencia adecuado?

Puede ser revelador.

Shabbat Shalom cuando el día, finalmente alcance a la noche.

Prana Raquel Pascual
Apoyado en sabiduría que comparte el Centro de Kabbalah Internacional.

Imagen:
https://sheltoninteractive.com/building-your-brand-as-told-through-the-tortoise-and-the-hare/



miércoles, 21 de junio de 2017

La felicidad de dar

Es curioso que creamos que seremos felices cuando obtengamos las cosas que queremos en la vida. Puede ser encontrar a nuestra alma gemela o ganar un millón de dólares, pero te diré un secreto: conozco gente que consiguió a su alma gemela y gente que ganó un millón de dólares, ¡y son de las personas más infelices que conozco! Si acaso, parecen tener más problemas ahora que nunca. Ahora bien, ¿por qué crees que ocurre eso?

No se trata de lo que obtenemos en la vida, sino de lo que hacemos con nuestras bendiciones. La manera en la que retribuimos al mundo le da forma a nuestra vida, nos define como seres humanos y origina felicidad desde el interior.

Sé lo que estás pensando. Está bien, Karen. Pero seguro me caería bien un millón de dólares en este momento, ¡también una pareja! Si tuviera esas bendiciones, ¡daría muchísimo! ¡Haría muchísimas cosas buenas con ellas!

Por eso, tengo que preguntarte: ¿En serio lo harías?

Hay una parábola sobre un hombre que se perdió en el mar. Buscaba la costa sin cesar, pero al no encontrarla, se asustó. Con miedo, clama al Creador: “Dios, si me ayudas a encontrar mi camino a casa, dedicaré mi vida entera al estudio. Seré una persona más espiritual. Compartiré mis bendiciones con los demás. ¡Daré dinero a los pobres y ayudaré a alimentar al hambriento!”.

Justo en ese momento, en la distancia, ve tierra. Llora lágrimas de felicidad, y vuelve a clamar al Creador: “Oh, ¡olvídalo! ¡Encontré la costa yo solo!”.

Es una historia graciosa, ¿verdad? Pero, claro, la verdad es que… todos somos un poco como él. 

Creemos que cuando veamos los milagros, seremos mejores. Creemos que una vez que “tengamos”, daremos. Creemos que si tuviéramos un millón de dólares, ¡compartiríamos de maneras maravillosas! Pero la verdadera pregunta es: ¿qué hacemos con las bendiciones que tenemos en este momento? Si tenemos un techo sobre nuestra cabeza, ¿invitamos gente a nuestra casa? Si tenemos un vehículo, ¿les ofrecemos a los demás llevarlos a su trabajo o al aeropuerto cuando lo necesitan? Si tenemos algo de tiempo libre, ¿lo pasamos alimentando a las personas sin hogar, ayudando al necesitado o haciendo voluntariado en nuestra propia comunidad?

Para aclarar, no digo esto desde un punto de vista estrictamente moral. Todos sabemos que es bueno compartir. ¡Lo que no todos sabemos es que compartir nos hace más felices! “Obtener” algo puede darnos placer temporal, pero “dar” nos permite probar la Luz y conseguir plenitud duradera.

Como verás, no tenemos que buscar mucho en la porción de esta semana para descubrir de qué se trata. La historia comienza con las palabras: Y Kóraj tomó… Pues bien, ¡ese fue su problema! Allí comenzó su perdición. Eso fue lo que lo apartó de la Luz y lo llevó a la Inclinación al Mal.

Lo entendimos al revés. Pensamos que “tomar” nos haría felices, pero al dar conseguimos una verdadera plenitud del alma. Inténtalo esta semana y ve qué pasa. En los momentos en los que más desees tomar como “Kóraj tomó”, haz una pausa y encuentra una manera de dar. Encuentra la manera de compartir incluso más allá de tu zona de confort. Fíjate si no recibes más plenitud como resultado. ¡Apuesto a que sí!

Karen Berg

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