martes, 4 de diciembre de 2012

Martes, 4 de diciembre de 2012. Sin palabras.

Martes, 4 de diciembre de 2012
Uno de los grandes kabbalistas solía hablar por horas mientras enseñaba.

Un día, se paró frente a su clase en completo silencio durante un periodo de tiempo considerable. Cuando sus estudiantes le preguntaron por qué lo hacía, él respondió: “A veces, no hay palabras”.

Al silenciarnos a nosotros mismo y a nuestra mente, podemos escuchar mejor las respuestas que el universo intenta darnos.
Yehuda Berg
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De los peores momentos de mi vida han sido cuando perdí el poder de decisión de lo que me sucedía. Recuerdo quizás dos momentos con claridad, cuando era muy jóven y todos los sucesos de mi casa me revolvieron más allá de mis posibilidades de tomar decisiones completamente asumidas.

La otra, cuando tuve una relación en la que entregué el poder a los celos de alguien más y me sometí a un rigor que no me merecía, o como dice una canción de Julieta Venegas: "no voy a llorar y decir que no merezco esto porque es probable que aunque lo merezca, pero no lo quiero, por eso me voy." 
Esas han sido dos de las peores épocas de mi vida.
Y ahí tenía acuñada una frase que ahora se me había olvidado: "Mereces lo que te aguantas".
En ambas, recuerdo que parte de mi solución para poder reunir fuerza y tomar decisiones distintas a simplemente someterme, fue guardar silencio.
La primera vez lo hice de la manera más intuitiva, simplemente nadie sabía lo que estaba pasando en mi casa hasta que prácticamente ya había acabado de pasar la tormenta. De ahí yo tomé varias determinaciones que me fueron útiles en la vida, que quizás ahora debo replantear y actualizar, pero que no dejan de haber sido un gran elemento de organización interior.
La segunda tuvo que ser una decisión consciente de no perder la energía vital en palabras.
Más me quejaba, o más exponía mi dolor, más se desinflaba mi capacidad de tomar decisiones importantes.
En ese tiempo era yo mucho más cercana a las cartas del Tarot, que aunque no están peleadas con la Kabbalah, no las recomiendo como mecanismo oracular, de hecho no las recomiendo porque todos queremos caer en la tentación de delegarles nuestro destino, no no no,  y sólo las usaría ahora, cómo una herramienta de profundo aprendizaje y meditación y sí y sólo si, ese entendimiento está perfectamente fincado, si no honestamente ni le busques.
De esa forma, sólo como herramienta de comprensión, accesé al poder de La Sacerdotisa, que significa el estado latente, lo que no está develado, lo que está en potencia, es el principio pasivo que el principio activo o masculino, necesita para tomar forma sin perderse en los confines de las posibilidades.
Y cuando te digo accesé, ni siquiera te imagines algo más místico: Simplemente guardé silencio. No hice una ceremonia de velas e inciensos, no. Simplemente guardé absoluto silencio y cociné dentro de mi misma la potencia de la acción que tendría que venír después, la síntesis de ello que es el arcano uno (El Mago) como posibilidad creativa, que tiene contacto con la posibilidad de ser fecundado (arcano 2, La Sacerdotisa), para finalmente dar lugar a la fertilidad manifestada en el arcano 3, La Emperatriz.
Esta semana, nos dicen que Jacob perdió su poder en el momento en que perdió su posibilidad de tener certeza, se dejó avasallar por la evidencia de caos del uno por ciento.
Perdón, esto no lo dicen así (el verbo "avasallar") mis Maestros, pero eso es lo que pasa cuando crees en el caos: pasa por encima de ti y te revuelca como una ola inclemente. No se si a Jacob le pasó pero a mi si me ha pasado, me han avasallado.
¿Cómo puedes volver a ordenar tu mente, tu corazón, tus palabras y tus acciones? ¿Cómo puedes volver a ganar el poder que has perdido cediéndolo al otro lado?
El silencio puede ser un gran mecanismo, pero es el silencio fecundo, no simplemente el pasmo frente a un televisor mientras la vida pasa de largo.
¿Qué necesitas asentar? ¿Qué necesitas que se incube nuevamente en ti? ¿Qué vas a manifestar?
El silencio es una herramienta muy poderosa que puede funcionar como el llamado a tus propias fuerzas, la búsqueda de volver a escuchar un deseo interno y ese susurro pequeñito y casi inaudible del Alma.
¿Donde necesitas volver a ser poderoso y no sólo un esclavo de tu destino?
Tu poder debe regresar a ti. No puedes cederlo sin presentar oposición --valga la redundancia-- al Oponente.
¿Donde se te está yendo la vida sin generar valor?
Silencio. Trata de escuchar a tu Alma.
OK. Cuando estés claro toma el siguiente paso.
Prana Pascual

Imagen tomada de internet (facebook)

lunes, 3 de diciembre de 2012

Lunes, 3 de diciembre de 2012
El Rav siempre nos decía que hiciéramos nuestro trabajo espiritual con pasión.

Él decía: “Deberíamos despertar como si el edificio estuviera en llamas y fuese nuestro trabajo apagarlo”.

Intenta literalmente saltar de la cama corriendo hacia la acción. Esto puede marcar la diferencia entre vivir un día una y otra vez por setenta años, o vivir setenta años en un día.
 
Yehuda Berg
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La característica de Jacob, es que su vida estuvo en constante reto y acción.
 
Explican mis Maestros que la naturaleza de Jacob era estar en su tienda estudiando, solo más que salir al mundo. Esau su hermano en cambio tenía la facilidad de salir, de ser hábil en las actividades externas, por eso, la manera en que Jacob tenía que demostrar su proactividad era saliendo de su casa a otras tierras, a trabajar lo que le daría balance a su naturaleza espiritual por excelencia. Un balance entre lo espiritual y la manifestación.
 
Hace poco escuchaba una clase en la que explicaban acerca de la diferencia de recibir de arriba y de despertar la bendición desde abajo. Por supuesto es una gran diferencia que algo te sea dado por la voluntad del Creador, a que tu despiertes la bendición desde este mundo de la acción, lo que se da fácil suele no apreciarse y se puede perder. La bendición que trabajamos, donde nos esforzámos, donde pasamos pruebas, esa bendición es duradera y podemos apreciarla en su justa medida ya que fuimos nosotros con nuestra restricción quienes la pudimos manifestar.
 
La restricción es hacer justo lo que está en contra de nuestra naturaleza reactiva. Realmente no hay nada más difícil de hacer en nuestra vida, eso es verdad.
 
La porción que estamos estudiando esta semana, se llama Vayeshev, que quiere decir "asentarse".
 
En esta porción, después de todo el esfuerzo, Jacob decide asentarse, de aguna forma se pone cómodo en algo que le era natural, pero es ahí cuando vuelve a empezar el Caos.
 
Cuando pensamos que ya no hay más que hacer, que ya quieres asentarte, es cuando tienes que estar activo por fuera, nunca retirarte, seguir trabajando, tener paz adentro. Eso da comodidad en el 99% aunque incomodidad en el 1%.
 
Eso es restricción.
¿Cómo se observa esto? Pues es ir en contra de la energía de ocuparnos nada más de nosotros mismos.
 
Desde el momento que llegamos al mundo, nuestra inclinación al mal nos está esperando. La del bien llega hasta después, el deseo de compartir llega hasta los doce años y la capacidad es elegir volverse Creador.
 
En esta semana es cuando tenemos que elegir entre esta "comodidad" y nuestra "incomodidad" que puede transformarnos.
 
No vemos las cosas cuando estamos cómodos, sino hasta que estamos incómodos.
 
Ante la noticia de la desapareción de Yosef, Jacob se sentó y perdió incluso su capacidad de ver el patrón más grande de la vida, lo que llamamos la película completa.
 
Si nos sentamos a simplemente no tomar acción, hay una desconexión, en este caso Jacob perdió el Ruaj a Codesh (Inspircaión divina o Espiritu Santo) que le permitiría ver que Yosef estaba aún con vida...
 
¿Donde nos estamos asentando? ¿Donde nos estamos poniéndo cómodos y aceptando mansamente algo como si fuera el estado último?
 
A trabajar Comunidad, no podemos sólo quedarnos con lo que nos sale fácil de nuestra naturaleza más reactiva y primaria.
 
Feliz día
Prana Pascual
 
(Meditación tomada de Secretos del Zohar, Idra Raba Verso 1 La batalla con el Oponente, no volvernos complacientes en nuestro trabajo espiritual.
Secrets of the Zohar Michael Berg)