domingo, 4 de agosto de 2019

Tiempo de recapitular



Esta semana no estamos tan solo iniciando una porción, sino un libro entero: Deuteronomio, el quinto y último libro del Pentateuco (cinco rollos).

Deuteronomio repite eventos que sucedieron durante esos 40 años de exilio en el desierto, es como un repaso que Moisés le hace a los israelitas. 

Lo que Moisés está haciendo, es sellar esos mensajes, para que realmente internalicen las lecciones espirituales que se dieron durante esos viajes.

Esta porción es similar a cuando estudias y te preguntas a ti mismo si entendiste... ¿Tienes esa buena práctica de leer y preguntarte qué fue lo que entendiste del texto al que ya te urge darle la vuelta? Espero que sí.

Muchas veces --cuando si tenemos esa honestidad con nosotros mismos--, nos sorprendemos de que prácticamente nuestros ojos recorrieron el renglón pero no iban acompañados de nuestra atención, así que fue completamente inútil, y si eres sincero contigo mismo regresaras, y comenzarás de nuevo, desde la primera letra.

Este quinto libro es nuestra oportunidad de hacer ese tipo de revisión, quizás no de cuarenta años, pero al menos si del año que está cerca de terminar en el calendario hebreo que es el que seguimos en la Kabbalah...estamos cerca de Rosh Hashaná (el equivalente a año nuevo gregoriano) y deberemos hacer esta recapitulación de nuestro año ¿Qué fue lo que sucedió?

Mi invitación es que realmente hagamos ese ejercicio de recapitular, no se a ustedes, pero para mi ha sido un año realmente intenso y sería un desperdicio no explorarlo con más detenimiento...¿Qué logré y donde se me anda resbalando el pie hacia el vacío?

Este libro será nuestra compañía y ayuda para hacer esta remembranza y tomar nota de dónde nos debemos a nosotros mismos hacer algunos ajustes.

Una maravillosa oportunidad. Feliz domingo Comunidad.

Prana Raquel Pascual
Psicoterapeuta Gestalt & Coach
Basado en clase de Ruth Rosemberg El Centro de Kabbalah 2016


sábado, 3 de agosto de 2019

Constante movimiento



Los kabbalistas frecuentemente aparecen hablando al tiempo que van viajando o caminando. 

Eso no es casual, es una manera de enfatizar que nuestro proceso es como un viaje, nos trasladamos de un lugar emocional a otro, de un estadio de nuestra vida a otro, de niños a adolescentes, de adolescentes a adultos, aunque ocasionalmente podamos experimentar regresiones a "lugares" por los que ya habíamos pasado y que no pensamos que íbamos a tener que volver. Por algo será. Hay que poner atención a ello.

Querida Comunidad: Vale la pena ocuparse de esos retrocesos --no necesariamente asustarse-- pero si, la vida es cambio, es transformación y es movimiento, no necesariamente siempre vamos hacia adelante, aunque ahora a todo mundo le guste afirmar que "para atrás ni para tomar vuelo"...lamento informar, las vueltas en el desierto a veces son circulares, a veces vas de regreso, a veces caminas hacia los lados, ninguna trayectoria humana es recta y sin escalas.

Masei son los viajes del alma para llegar a gobernarnos a nosotros mismos, para que no sea nuestra reactividad la que nos dirija... al menos, no siempre :-)  me encantaría decir que nunca, pero los humanos no somos taaan estables.

Recuerdo lo que mis Maestros me decían, el proceso espiritual te ayuda a que lo que eran “picos de emocionalidad excesiva”, se vuelvan “ondas menos pronunciadas”, que no sea ya una montaña rusa de emotividad, sino un viaje por colinas, si hay sube y bajas, pero no tan extremos...Aunque claro, quizás algún día llegarás a otro Everest que rete tu ecuanimidad, está bien...está bien si sabes que no puedes quedarte a vivir ahí, habrá que moverse también.

¿Qué te hace reflexionar esto con respecto a tu proceso?

Shabbat Shalom

Prana Raquel Pascual
Psicoterapeuta gestalt & Coach.

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