lunes, 11 de marzo de 2019

El sacrificio para volverse sabio


Hay cuatro niveles de consciencia de las personas: las masas, los fuertes, los ricos y los sabios. Al mismo tiempo existen cuatro niveles de existencia: lo inanimado, los vegetales, los animales y los seres humanos.

Las masas corresponden a lo inanimado, los fuertes corresponden a lo vegetal, los ricos corresponden a lo animal y los sabios a los seres humanos.


De acuerdo con Rav Ashlag, el deseo, el deseo de afectar y los celos, conforman al hombre perfecto. Los celos llevan a las masas a ser sabios debido a que despiertan el atributo que marca solo a los seres humanos: consciencia.

Entendemos por consciencia la habilidad de deshacernos de cosas malas y atraer cosas buenas a nuestra vida. La consciencia nos da la habilidad de viajar en el tiempo, es decir, nos da la habilidad de ver las consecuencias de acciones pasadas.


El oponente usa esta habilidad para preocuparnos por acciones que hemos hecho en el pasado o bien por cosas que tenemos temor sucedan en un futuro. Dicha habilidad no la manifiestan los tres niveles inferiores. 

Existe un concepto llamado Nefesh BeHemit, el cual es la conciencia de animal. Esta es la energía que predomina dentro de nosotros la mayor parte del tiempo.


A través de la consciencia y trabajo espiritual es como nos elevamos de ser animales o ricos, a ser sabios.

Doy, comparto, hago, conecto, me empujo y o veo nada de resultados por un tiempo... El caso de "no ver nada" (no ver resultados de las buenas acciones) es el sacrificio que equivale a "matar a el animal que hay en nosotros", a ese que quiere resultados inmediatos, el sacrificio que nos hace personas.

Cuando alguien hace el sacrificio de transformarse de acuerdo a las leyes del Universo, va a recibir más de lo que está dando. Voy a tener más de lo que tenía: voy a ser más fuerte de lo que era, voy a e estar más conectado, pero en ese lapso en que hago el esfuerzo y no veo resultados sucede "el sacrificio". 

Es un regalo de la Luz el espacio que hay entre causa-efecto, porque nos permite esa transformación.

Feliz día Comunidad

Prana Raquel Pascual Basado en clase de Vaykra El Centro de Kabbalah 2008
Imagen El Mago de Oz




domingo, 10 de marzo de 2019

La misión


El primer concepto de Levítico y especialmente en Vayikra, este tercer libro que nos conecta con la séfira de Binah. 

Es un libro dedicado a los Sacrificios que eran llevados al templo sagrado de Jerusalén.

Y es verdad, en ese entonces, esa era la práctica común para hacer un sacrificio, llevar algo para hacer una especie de "intercambio", pero ¿Cual es el concepto más elevado detrás de todo esto?

Una de las perspectivas más interesante es la de comprender a los sacrificios como kapará, que significa expiación o desagravio.

Kapará era una forma de rescate. 

Cuando una persona crea un corto circuito hay que reemplazar la negatividad con algo más. Había que traer de nuevo la energía perdida para poder volver a merecer algo que se ha perdido.

¿Como es posible que pueda reemplazar una negativa que he causado, que me porté egoísta, donde haya creado severo corto circuito?


Aunque todo el libro hable de diferentes tipos de sacrificios, el libro de Levítico habla de sacrificios del individuo, transgresiones que hemos hecho como individuos en cualquier formato.

Todo el libro de Levítico habla de los distintos tipos de sacrificios, cómo "tasar" cosas que hemos hecho a nivel individual. Es una especie de lista de precios (permitan me el término coloquial) ¿Cómo determinar ¿Cuál es el "costo de esa negatividad"?

Yo estoy convencida de que este es un concepto que todos manejamos de una o de otra manera en nuestras culturas, y no significa que necesariamente lo estamos haciendo bien: Podemos verlo en "los exvotos" mexicanos, "los milagritos", los miembros del cuerpo hechos de cera que se llevan a Fátima, las gallinas negras que se usan en brujería. Todas esas acciones tienen esta lógica detrás de si: son un intercambio, un quid pro quo (una cosa por la otra) solo que aquí tendremos que entender que si el intercambio no es equivalente, seguramente no contará. Si no hay un cambio real en la acción, es muy factible que la aguja no se mueva.

¿A que me refiero que nos pueda ser de utilidad hoy en día?

A que los sacrificios de las acciones "erradas" no necesitan cera, pintura, o un intermediario, sino un cambio sustancial en nuestra manera de entender y por tanto de actuar en el mundo físico.

El verdadero sacrificio del que estaremos hablando en este libro, es el de nuestra naturaleza reactiva, nuestra conducta impulsada por el ego.

Ahí está la verdadera gallinita negra que hay que sacrificar: una ambición malsana, una característica personal que nos esté dañando, la ambigüedad en nuestro carácter, la cerrazón y una larga lista de etcéteras.

Muchas veces el sacrificio lo llevamos a cabo con nuestra salud, sin darnos cuenta de ello, y quizás no sea necesario pagar con eso, si es que logramos identificar el verdadero precio para volver al orden.

Hay mucho que reflexionar y que aprender de esto.

Como en la película La Misión: el ex-soldado asesino de guaraníes hace un acto aún patente en nuestra  memoria fílmica colectiva, y dedica su vida a actuar de acuerdo a su nueva comprensión de lo que es el Bien.

¿Qué nos corresponderá hacer a nosotros? ¿Cual será el sacrificio de nuestro ego que equivalga a lo que hemos estado desordenando con nuestro nivel de entendimiento incompleto?

Feliz domingo ¿Quieres seguir trabajando? Ven entonces al blog. Compartiendo la luz entre nosotros.

Prana Raquel Pascual
Inspirado en clase de Ruth Rosemberg 2018

Video encontrado en YouTuv¿be de la Película La Misión / dirigida por Roland Joffé