lunes, 17 de septiembre de 2018

Sigue la canción


Debo confesa que la semana pasada me adelanté, que realmente esta es la semana de lectura de Haazinu no la anterior ...disculpas!!  :-) no consulté el calendario de fechas kabbalisticas, sino que asumí, así que disculpas, aunque a ninguno nos sobrará "escuchar" je je

En fin, esta vez si leeremos la porción escrita de manera de un poema, que se lee más como una canción. No solo eso, la forma en que están los párrafos son como columnas que tienen un orden totalmente distinto y que explican los Maestros kabbalistas que representa la estrella de David, también conocida como escudo de David.

Sabemos que las canciones tienen una peculiaridad; tienen una unidad, una continuidad, se pueden unificar las voces en una sola y tienen una armonía, y no solo eso, curiosamente lo que aprendemos en canción, lo aprendemos más consistentemente y por más tiempo que lo que simplemente tratamos de recordar en prosa porque en la canción una silaba jala a la otra.

Justo algo muy importante de esta porción es que en la continuidad está la bendición. Salirse de la continuidad es alejarse de la Luz, sin embargo nuestro libre albedrio nos lo permite.

¿A qué se refiere esto? En gran medida a dejar ir y dejar llegar. A veces tenemos situaciones en las que nos entercamos, literalmente nos metemos en un círculo vicioso que nos saca del flujo natural que la Luz tiene trazado. 

Viéndolo en las cartas astrológicas, el camino tiene un sentido y unos tiempos, es una especie de reloj, pero a veces nosotros no tomamos la opción de seguir y queremos quedarnos a vivir un episodio una y otra y otra y otra vez. Eso es lo que Moisés les recuerda en esta porción a los israelitas, de las muchas veces que fueron sacados de la esclavitud y que volvían a caer en ella en vez de soltar y asimilar lo nuevo.

Observa si ya estás en un circulo vicioso, un circulo adictivo con cierta situación de tu vida.

Nota si no estás siendo capaz ya de identificar que eres vulnerable y que necesitas ayuda y sigues necio en no aceptarla, o i debes corregir algo ya y sigues abrazándote al pasado.

Sigue la tonada del Universo, a veces repite un estribillo, pero siempre sigue adelante hacia un verso nuevo y una melodía que estamos por conocer.

Feliz lunes Comunidad, no te bajes de Binah.

Prana Raquel Pascual


https://serjudio.com/personas/crecimiento/aprendamos-junto-a-haazinu

sábado, 15 de septiembre de 2018

UN REGALO DOBLE Y UNIFICADO


Ahora estamos en el momento conocido como los Diez Días de Arrepentimiento, los cuales comenzaron el primer día de Rosh Hashaná y terminan con Yom Kipur. 

Tal y como explican los kabbalistas, este tiempo es como la limpieza de la vasija, hace posible que la Luz con la que nos conectamos en Rosh Hashaná pueda venir y manifestarse en nuestra vida. Por lo tanto, el Shabat que cae dentro de este período, este Shabat, Shabat Shuvá o el Shabat del Regreso, es uno extremadamente importante y especial.

En Rosh Hashaná nos conectamos con el llamado sexto día de la Creación, el día en el que la humanidad (Adán y Eva) fue creada. Justo después de esto, cayeron en el Deseo de Recibir para Sí Mismo, comieron del llamado Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal.

Al hacerlo, perdieron su certeza y fueron expulsados del Jardín de Edén. Adán y Eva luego iniciaron el proceso de corrección. 

Y aunque nosotros aún continuamos la perfección de esa corrección, ellos superaron la primera etapa al siguiente Shabat, el Shabat después a la creación de la humanidad, este Shabat. 

Por eso, en Shabat Shuvá la Luz necesaria para elevarnos después de una caída fue puesta a disposición de todos nosotros; sin importar en dónde hayamos estado ni cuán profundo caímos, en este Shabat, esa elevación está disponible.

La razón por la que dicha elevación es tan importante en este Shabat es porque la Luz y las bendiciones que recibimos en Rosh Hashaná solo están allí en nivel potencial en este momento, necesitamos crear la vasija en la que pueda entrar esa Luz; ese es el propósito de este Shabat y el propósito principal de Yom Kipur. 

Un individuo que realiza la conexión perfecta en Rosh Hashaná, pero que no aprovecha la gran Luz y elevación de este Shabat y de Yom Kipur, permanece con toda esa Luz en su potencial, y es incapaz de manifestarla y llevarla a su vasija. Por eso Yom Kipur viene después de Rosh Hashaná y tenemos este Shabat: para que toda la gran Luz del potencial que despertamos tenga una vasija purificada, elevada y conectada en la que pueda entrar esa Luz.

Así pues, allí es donde comenzamos a entender Shabat Shuvá; es el Shabat en el que nos tenemos que elevar. Es el Shabat en el que tenemos que comenzar o ya estar en pleno proceso de purificación. Y nuestro mayor enfoque durante este Shabat no solo debe estar en la elevación, sino también en otra idea que está, en realidad, relacionada con ella.

Solemos hablar de algo que Rav Áshlag explica, sobre cómo el principal propósito del trabajo espiritual por un lado es llegar a un estado de certeza constante y creciente en la Luz del Creador, y por el otro, salir del Deseo de Recibir para Sí Mismo y pasar a un mayor Deseo de Compartir. 

¿Cuál es la relación entre esos dos conceptos?
La respuesta es que estas dos cosas trabajan juntas y, en realidad, son lo mismo. Eso significa que un individuo que no está constantemente concentrado en transformarse y convertir el Deseo de Recibir para Sí Mismo en Deseo de Compartir no puede obtener certeza. 

Y una persona que piensa que el único propósito del trabajo espiritual es concentrarse en transformar cada situación difícil u oscuridad en certeza, nunca será capaz de hacerlo debido a que solo el trabajo constante en transformar el Deseo de Recibir para Sí Mismo en Deseo de Compartir activará la certeza.

Este es un entendimiento importante: la certeza es dada a un individuo con base en su trabajo de eliminación del Deseo de Recibir para Sí Mismo. El grado de falta de certeza de alguien está precisamente relacionado con el grado de egoísmo que el individuo aún posee. Por lo tanto, la única manera de aumentar la certeza es aumentar nuestra transformación; y por otro lado, si aumentamos nuestra transformación, veremos que podemos tener más certeza. 

Y si no hacemos el trabajo de eliminar el egoísmo, sin importar cuánto lo intentemos, aún tendremos miedo, duda y falta de certeza, ya que la certeza es una manifestación del trabajo de eliminar el egoísmo.

Por eso, ahora entendemos que este Shabat no solo es uno de elevación, sino también uno de certeza, porque estos conceptos están interrelacionados. Recibimos el regalo doble y unificado en Shabat Shuvá, el regalo de poder avanzar con la conciencia de que la transformación de nuestro egoísmo también es una elevación de nuestra certeza y, más importante aún, recibimos la ayuda para ser capaces de realizarla.

Michael Berg
Texto e imagen https://www.michaelberg.net/es/articles/un-regalo-doble-y-unificado

Shabbat Shalom, Prana Raquel