sábado, 17 de marzo de 2018

Escuchar con nuestra alma


Muchas de las personas en el desierto que crearon y construyeron el Tabernáculo, el Mishkán, no tenían entrenamiento ni conocimiento en las áreas en las que estaban trabajando (carpintería y orfebrería, por ejemplo). Sin embargo, de algún modo, cuando comenzaron a trabajar descubrieron cómo hacerlo. Hay una sección del Zóhar, en la porción Nóaj, que nos dice que cuando estas personas que tenían el deseo único de cumplir con su trabajo comenzaron a hacerlo, los objetos comenzaron a enseñarles qué hacer. Por ejemplo, el oro comenzó a decirle cómo hacer un pectoral a la persona que debía hacerlo y la madera comenzó a decirles cómo construir las paredes del Tabernáculo a quienes debían construirlas. 

Estas personas no estaban literalmente escuchando voces, sino que, de repente, dentro de su mente y corazón, sabían qué hacer.

El entendimiento que recibimos de esto se relaciona con la porción de Vayikrá, la cual comienza con: Vayikrá El Moshé, que quiere decir: “El Creador llamó a Moshé”. La voz del Creador comenzó a hablarle a Moshé mientras nadie más podía escucharla. Moshé está con todos y entonces, de repente, escucha el llamado desde el Mishkán y el Creador le dice exactamente qué hacer. ¿Qué significa esto? Y, aún más importante, ¿qué lección hay para nosotros?

Los kabbalistas enseñan que si la prioridad de un individuo en todo lo que hace es revelar lo que la Luz del Creador quiere de esa situación, entonces recibirá las instrucciones exactas sobre lo que debe hacer. No obstante, si somos sinceros con nosotros mismos, la prioridad número uno de la mayoría de nosotros es recibir Luz y bendiciones para nosotros mismos, aunque querer la bienaventuranza o la Luz que éstas puedan traer al mundo esté muy cerca de ser la número uno.

Pero hay un problema con eso, ese camino no facilita la revelación. No permite que la esencia de las cosas nos hable. Todo lo que está en este mundo nos habla… ¿te imaginas si pudiésemos escuchar lo que nos dice? Entonces, siempre sabríamos cuáles son las palabras y acciones correctas. Por ejemplo, cuando estemos en medio de un acuerdo comercial, éste nos dirá exactamente qué hacer. Pero tenemos que ser capaces de escucharlo.

¿Cómo podemos comenzar a escuchar los mensajes que están en todas partes para nosotros? 

El Baal Shem Tov enseña que todo en nuestra vida —desde nuestro negocio, familia, libros de conexión hasta los muros de nuestra casa— nos quiere decir algo. Podemos recibir esos mensajes, pero sólo de un modo. A través de la preparación personal antes de cada acción, por ejemplo, decir: “Tendré esta importante conversación con mi hijo. ¿Qué quiero lograr? No que tenga una mejor idea de mí ni que me escuche, quiero que ocurra lo que sea mejor para su alma”. O cuando estemos en un trato de negocios, no debemos pensar en qué ocurrirá por nuestras razones egoístas, más bien, sólo querer que se se revele la bienaventuranza o la la Luz que puede traer a este mundo.

Cuando esa es nuestra prioridad, cuando lo que verdaderamente queremos de una situación es lo que la Luz del Creador quiere y nos preparamos según eso, entonces la parte interna de todo comienza a hablarnos; no al oído, sino al alma. Y luego, descubriremos en cada situación, conversación y evento lo que la Luz del Creador desea que hagamos.

Por lo tanto, cuando la porción Vayikrá comienza hablando sobre la voz del Creador que sólo es escuchada por Moshé, también nos habla de la voz que todos debemos escuchar. Estamos destinados a llegar a un estado en el que seamos, como dice el Midrash, ángeles y mensajeros que tienen la fuerza de hacer lo que la Luz del Creador quiere que hagamos en este mundo. 

En el Zóhar dice que los carpinteros y los orfebres no tenían el deseo de quedar bien por la realización de su trabajo. Sólo tenían una prioridad: que el trabajo fuese exactamente como la Luz del Creador quería que fuese y que revelase Luz y bendiciones en este mundo. Y luego, dice el Zóhar, la madera y el oro comenzaron a hablarles, les dieron instrucciones para que terminaran su trabajo.

Shabbat Shalom Querida Comunidad

Prana Raquel Pascual

Texto e imagen Michael Berg
https://www.michaelberg.net/es/articles/escuchar-con-nuestra-alma

viernes, 16 de marzo de 2018

El mes del Carnero


Ya empezamos el mes de Aries y además de la energía de este signo, cada uno de los primeros doce días de este mes programan los doce signos del zodiaco del año entero (como se vivirán). Pero hoy quiero compartirles de una charla de Michael Berg acerca de la energía del mes. Ojo porque a todos se nos activa el Aries que llevamos integrado en nuestra alma y podremos tener el fuego de este signo cardinal, iniciador y pionero. Ojo con no caer en sus característica de ego que son muy fácilmente identificables con lo que generalmente entendemos como tal, como EGOísmo.

Nisán  es el primer mes del año hebrero. Siempre coincide con la  primavera  en  el hemisferio
Norte. Lo  rige el planeta Marte, llamado así en honor al dios de la guerra romano. Es un mes de confrontaciones, batallas y antagonismo potencial. A pesar de esto, o quizás por esto, Kabbalah nos dice que durante el mes de Nisán la fuerza de los milagros esta presente en el universo.

Las fortalezas y debilidades de los nacidos bajo la influencia de Aries están ligadas con las ideas de semillas, infancia o inmadurez: un potencial único de crecimiento, unido a una tendencia a la impulsividad y la terquedad; espíritu pionero, entusiasmo sin limite, valentía y amor a la libertad, acompañados de un desinterés total de las consecuencias de sus acciones. Tal como los niños pequeños, los Aries tienden a sentirse el centro del universo, y cuando quieren algo lo quieren ya.



Las letras hebreas que nos conectan con los aspectos positivos del mes son la Hei, que creó al signo de Aries y representa el Deseo de Recibir, y la Dálet, que creó a Marte y que significa “pobre”. La combinación de estas letras quiere decir que durante el mes de Nisán debemos esforzarnos en disminuir nuestro Deseo de Recibir Sólo para Sí Mismo. Al contemplar estas dos letras hebreas nos conectamos con la energía necesaria para lograr nuestra meta.

De acuerdo con el Libro de la Formación (Sefer Yetsirá), cada signo del zodiaco se relaciona con una parte diferente del cuerpo. Aries se asocia con la cabeza. Como el Carnero que representa al signo, el Aries se lanza de cabeza. Si se les ocurre una idea a las cuatro de la mañana, se ponen en acción de inmediato. Si alguien cuestiona sus decisiones, se indignan. Cuando los Aries creen en algo, hacen a un lado todas las objeciones. No toleran la oposición.

Mañana podre contarles más, por hoy trabajen con esto Comunidad

Shabbat Shalom

Prana Raquel Pascual
Texto Michael Berg