jueves, 5 de enero de 2017

El corazón es pequeño

La porción de Vayigash comienza con lo que parece ser una confrontación entre Yehuda y Yosef.

En este punto de la historia, Yehuda cree que Yosef es simplemente el segundo al mando después del Faraón y al hablar con él dice estas palabras interesantes: “Permítame hablar palabras a sus oídos”. Esta especificación de hablar a los oídos es extraña, porque cuando hablamos con alguien, están escuchando con los oídos. Entonces, ¿cuál es el propósito de Yehuda al mencionar el hecho de que, mientras habla, va a hablar a los oídos de Yosef?

Los kabbalistas explican que esta es una enseñanza muy importante que también es verdad para la mayoría de nosotros, o para todos nosotros.

Antes de que comencemos a estudiar y entender, básicamente no tenemos idea acerca de por qué las cosas suceden, qué se supone que debemos hacer al respecto, cómo se supone que cambiemos y así sucesivamente. Hay tantas preguntas sin responder. Luego una persona inicia sus estudios espirituales, y quizás un poco de su trabajo espiritual, y comienza a obtener respuestas; entiende por qué las cosas ocurren, cómo debe cambiar y específicamente en qué áreas debe cambiar y enfocarse. Y la mayoría de las personas cree que esta es una gran parte del proceso espiritual, pero la realidad es que es tan sólo una pequeña parte de ello.

Conocer las áreas en las que necesitamos trabajar y qué aspectos de nosotros necesitamos cambiar es una parte muy pequeña del trabajo. Esa es la razón por la que usamos el término “práctica espiritual”. No podemos, a menos en nuestro tiempo, escuchar algo o entender algo y esperar a que ocurra inmediatamente, sin importar cuánto lo deseemos. 

Pero ¿por qué es esto verdad?

Hay una sección en el Talmud que usa la palabra lev, corazón, para hablar acerca de la capacidad de cualquier individuo para poder no sólo retener el conocimiento, sino retener el cambio. Y el Talmud quiere señalar cómo el mundo ha llegado a un estado en el que cada vez menos personas tienen la capacidad de retener el cambio.

Dice: “El corazón de los sabios, de las grandes almas que vinieron antes, era del tamaño de un gran salón. Y la capacidad del corazón de aquellos que vinieron en las siguientes generaciones es del tamaño de una habitación”. De las generaciones siguientes, de hace 2000 años, dice: “Y nuestro corazón es tan grande como un alfiler”.

El tamaño de nuestro corazón se ha degradado con el tiempo. Esto es un poco triste, pero es importante que lo sepamos, porque es posible que esto pueda cambiar la forma en la que vemos la intensidad con la que tenemos que practicar el trabajo espiritual.

Y esto explica por qué. Si hablabas con Rav Akivá y le decías sólo una vez: “Tienes un problema con la ira”, que sabemos que era cierto, su corazón era tan amplio y su capacidad para retener ese conocimiento era tan fuerte que podía cambiar en un momento. Pero ¿cuántas veces tenemos que repetirnos a nosotros mismos algo para cambiar? Miles de veces, lo cual no es ni bueno ni malo, es sólo un hecho. Por ende, si entendemos esto, nos damos cuenta que es descabellado pensar que escuchar algo cientos de veces es suficiente para cambiarnos.

Es la realidad de nuestra generación y de quienes somos, que nuestro corazón y nuestra capacidad para retener el conocimiento para cambiar son muy pequeños. Esa es la razón por la cual tenemos que seguir estudiando, practicando y esforzándonos por las mismas cosas una y otra vez.

“Hace diez años supe que tengo un problema con la ira y con ser reactivo. Pero sigo enfocándome en ello, porque mi corazón es pequeño. Mi capacidad para retener el conocimiento para cambiar es pequeña. Así que necesito a mis maestros, amigos, y necesito de mí mismo para continuar recordando lo mismo una y otra vez”.

Porque retenemos más enseñanzas y conocimiento que no nos llevarán al cambio. Cada vez que escuchas, cada vez que entiendes, cada vez que recibes sabiduría, recuerda que retienes sólo una pequeña fracción de eso para cambiar. Para el propósito de cambiar el corazón es pequeño, y por ello debe haber una práctica y recordatorios constantes.

Michael Berg
http://www.michaelberg.net/es/articles/el-coraz%C3%B3n-es-peque%C3%B1o

miércoles, 4 de enero de 2017

El perdón es un proceso.


El perdón es algo que nos compete a todos. Todos en la vida tenemos que perdonar a alguien alguna vez y todos necesitamos ser perdonados por algo aunque a veces pensemos que nosotros somos "el bueno de la película siempre".

Pero a diferencia de esto que pensamos que puede ser inmediato y fácilmente otorgado, el perdón sobre los temas más importantes de nuestras vidas, es un proceso.

En esta porción en que Yosef vuelve a encontrarse a sus hermanos, sabemos que les hace pasar por un infierno haciéndoles creer que iba a retener al segundo hijo de Rachel y el más querido después de la desaparición de Yosef, Benjamín, más sin embargo, apenas Yehuda toma responsabilidad de sus actos, Yosef se revela y lo que era un trago terriblemente amargo, se vuelve una feliz reunión familiar.

Durante mi práctica profesional, un tema muy común de ver, es el del rencor. Por supuesto puede ser hacia alguien desconocido que nos haya hecho algo terrible, pero el más común, es el rencor hacia padres, hermanos o gente que en algún momento fue la más cercana y que sentimos que de alguna manera no cumplió nuestras expectativas o que en algo nos dañó ( a nuestro ego generalmente), o que premeditadamente nos traicionó y abusó de alguna manera de nosotros.

Decir "perdónalo" y ya, es generalmente una fantasía que no se cumple tan solo por pronunciar la palabra, aunque nos sintamos muy buenos y nobles.

El perdón es un resultado que no se puede dar sin el proceso de entender desde una nueva perspectiva lo sucedido, generalmente tratando --aunque sea muy difícil--, de entender lo que movió al otro  a hacer lo que haya hecho, y a su vez de aceptar cual fue nuestra responsabilidad en el hecho. 

Entiendo que muchas veces uno puede afirmar haber estado indefenso ante la situación, pero generalmente el evento que marca un rencor, no es algo que sucedió y se soltó, sino algo que se va alimentando día con día a base de interpretaciones, creencias, evaluaciones y a añadir más significados personales. Ahi es donde generalmente vamos dejando enredado el hilo de nuestra energía personal que tiene que ser liberado.

El rencor es ese veneno que como dice alguna frase que circula popularmente, uno vierte en otro, pero que a quien mata es a quien lo administra. 

Hoy quiero recordartelo, el perdón es un proceso, es decir, no pasa de inmediato, lleva sus pasos, lleva su revelación, pero ciertamente es una liberación de la energía de quien lo otorga.

¿Podrías tomar la responsabilidad de buscar esa nueva perspectiva, cambiar de tonalidad los roles de los que participaron, y aceptar nuevas verdades en lo que hoy por hoy aún no puedes soltar?

Te anticipo que el resultado no siempre es fácil pero generalmente cuando logra revelarse, es como un renacimiento.

Feliz día Querida Comunidad.

Prana Raquel Pascual
Psicoterapeuta Gestalt | Coach

Imagen encontrada en http://www.univergia.com/la-liberacion-que-otorga-el-perdon/