martes, 1 de junio de 2010

Junio 1, 2010. Contando contigo

MARTES, 1 DE JUNIO DE 2010

Hay personas en tu vida que realmente te necesitan y que cuentan contigo para que estés ahí para ellos, sin juicio ni expectativas. Cuando estás presente para ellos, aunque ellos no estén presentes para ti de la misma manera, la Luz aparecerá para ti cuando más lo necesites.


Hoy, tira el "¿qué has hecho por mí últimamente?" por la ventana. Está allí, con el corazón abierto, sin hacer preguntas.


Yehuda Berg

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Quien sabe que me pasará que de pronto me estoy acordando de las primeras historias que escuché en el Centro de Kabbalah...=)


Pues bien, me acordé a manera de "tradición oral", de esta historia de kabbalistas que también recuerdo me conmovió mucho. Te la comparto:


Hubo una vez un hombre que viendo a su pequeño hijo enfermo y habiendo intentado todo para sanarle sin éxito, salió, tomó su corcel y fue a buscar a un kabbalista de quien sabía podía con sus rezos abrir las puertas del Cielo para los que lo necesitaban. Así tras de muchas horas de cabalgata lo encontró y le contó el caso del pequeño niño.


El kabbalista accedió de inmediato a rezar por el pequeño y así lo hizo, oró y meditó durante la madrugada --la hora en la que es mejor hacerlo-- para así lograr la desesperada solicitud del padre.


A la mañana siguiente, el hombre vio llegar al kabbalista exhausto y con gran anhelo se levantó y le preguntó "¿Lo lograste? ¿Se sanará mi hijo?"


A lo que el sabio le respondió: "He estado como ves, orando por tu hijo toda la noche...sin embargo las puertas del Cielo están cerradas..."


El padre comprendió lo que el Maestro le decía, así que tristemente, tomó su caballo, y emprendió con pesar su regreso a casa.


Llevaba ya algún rato de camino cuando de pronto escuchó una cabalgata veloz detrás de su montura ¡Cual sería su sorpresa al ver que se trataba del kabbalista quien apresuradamente le seguía!


El hombre frenó a su caballo y descendió para correr hasta el sabio y le preguntó:


"¿Ha cambiado algo?...¿Se han logrado abrir las puertas del Cielo para mi pequeño?...


El kabbalista le dijo...No, pero al menos he venido a para sentarme contigo, abrazarte y acompañarte en tus lágrimas. =..(


Uno suele esperar siempre historias milagrosas, siempre esperas que el héroe logre ganar y que haya una conclusión de final feliz.


Esta historia me gustó mucho porque a veces nos toca vivir historias de pérdidas o de tristeza, porque es parte de nuestra corrección (tikún), sin embargo, el ser capaces de acompañar o ser acompañado en esos momentos aciagos, siempre es muy elevado, no porque esperes nada a cambio ni porque te sientas que eres "bueno", sino de verdad con el deseo de tomar parte del dolor de la otra persona y ayudarle con su carga.


Hay que estar dispuestos, porque apenas eso es lo más humano que podemos hacer, porque todos tendremos unas ciertas lágrimas amargas que deberemos derramar; no hay quien pueda no beber de algún dolor en la vida, pero no hacerlo en la soledad de la indiferencia, hace una enorme diferencia en el recorrido de regreso a la paz.


Se cálido de corazón con quien los necesite. No des sermón ni trates de explicar lo que ante la pena no hace sentido, pero siente el dolor del otro y ayudale con su carga.
Un día Di-os te ayude a ti brindándote alguien que sin predicas, se siente contigo, te abrace y te acompañe cuando más lo necesites.


Prana Pascual


Imagen:

lunes, 31 de mayo de 2010

Mayo 31, 2010. Justo en disfraz




LUNES, 31 DE MAYO DE 2010

Nunca juzgues un libro por su portada. Algunas de las personas más justas están escondidas.

Nunca sabes quién es una persona santa disfrazada. Hoy, tan difícil como es, sé generoso y comparte con todos los que encuentres.

Yehuda Berg
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Uno de los primeros cuentos que escuché en el Centro de Kabbalah cuando empecé a estudiar era la de un hombre rico y avaro que vivía en un pueblo. Lo contaré como lo recuerdo porque no lo tengo en este momento por escrito y lo escuché hace mucho.

Por ser este hombre muy rico , la gente pobre a veces se veía en la necesidad de ir a tocar a su puerta para pedirle alguna caridad a lo cual recibían un portazo en respuesta diciéndoles que si le habían visto cara de beneficencia, por tanto era un hombre muy poco querido, del que todos tenían una mala opinión.

Sin embargo, en ese pueblo también pasaba algo maravilloso, cuando alguien tenía tal necesidad, de pronto aparecía un sobre por debajo de la puerta con la ayuda, y aparecía como si viniese de un Ángel puesto que nadie sabía quien era esa maravillosa persona que se ocupaba de ayudar a todos.

Un día el hombre rico y avaro falleció. Apenas hubo quien fuera a ver que fuera enterrado, apenas hubo quien sintiera misericordia por alguien que en vida había sido tan poco solidario y generoso...
Sin embargo desde ese día súbitamente se dieron cuenta que también el maravilloso ser que dejaba dinero a los pobres dejó de hacerlo, así que de pronto todos se dieron cuenta que el Ángel de ese pueblo, había sido el viejo que pasaba por el gran avaro, quien nunca había buscado reconocimiento ni que le dieran las gracias, así que de pronto todas las bendiciones no cesaron de ser para él.

El viéndolo desde el Cielo --donde había sido bienvenido de inmediato-- sonrió.

El cuento está MUY cambiado porque lo escuché hace varios años pero me quedó muy claro que la generosidad más grande es la que incluso no busca notoriedad, la que no está buscando una recompensa.

He encontrado gente así en al vida real, gente que parece que no da una pieza de pan y sin embargo hacen la diferencia para el mundo.

No te preocupe que hace el de al lado, la verdad es que si nos da tiempo de estar viendo que está haciendo el vecino es porque aún no estamos compartiéndo lo suficiente =)
Feliz lunes.
Prana Pascual