jueves, 3 de septiembre de 2020

Pequeñas metas, pequeños logros pero constantes


Estos días me he encontrado con que varias de las personas con quien converso semanalmente han estado experimentando ya la fatiga de este periodo tan grande de encierro e incertidumbre, y varios me cuentan lo difícil que se les está haciendo lograr las grandes empresas, cuando incluso las pequeñas tienen un enorme reto para su estado anímico. 

Mi recomendación es tener pequeñas metas y pequeños logros cada día, que es lo único que mantiene la auto estima en un buen nivel. 

Sabemos que este es un periodo de prueba y de aprendizaje en el cual podremos ver mucho de nosotros mismos y nuestra relación con el Mundo. Es importante saber que en algún momento las cosas dejarán de estar retrógradas (recordarán el post de los planetas retrógrados que puse el 3 de agosto), y resulta que para más ayuda, hoy que abrí la Biblia kabbalista para buscar inspiración para el escrito de hoy, y me encontré lo siguiente en los comentarios de la porción de esta semana (Ki Tavo):

Está escrito: "es mejor que una persona haga un cambio pequeño y sea persistente en esa acción en vez de comenzar algo mucho más difícil que se detenga con la intención de completarlo dicha tarea posteriormente.

En muchas oportunidades nos comprometemos a hacer algo aun cuando tenemos claro que no podemos completar la tarea. Es importante que aprendamos a comprometernos solamente con aquello que podemos lograr y entonces ser persistentes en el cumplimiento de nuestro compromiso.

Este concepto es ilustrado mediante la siguiente alegoría:

Cuando se viaja en tren, un hombre rico normalmente viajaría en la comodidad de la primera clase con mucho espacio para estirarse disfrutar del viaje mientras que un hombre pobre normalmente se apiñaría en los asientos de la tercera clase, los cuales no son muy cómodos.

Una vez un pobre mendigo quería viajar a otra ciudad que quedaba 3 estaciones de tren de donde vivía; tenía suficiente dinero para viajar a esta ciudad en tercera clase pero en esta ocasión quería viajar en primera clase por alguna razón, diciéndose a sí mismo que merecía un descanso del arduo trabajo de pedir limosna, sin embargo de viajar en primera clase no podría hacer el recorrido de 3 estaciones, aunque esto no lo desalentó porque él planeaba viajar tan lejos como su boleto de primera clase le permitiera y después se bajaría en la estación y pediría más limosna a fin de completar su viaje.

El mendigo se sentó cómodamente en su asiento de primera clase y disfruto muchísimo, cuando el tren se detuvo en la estación apropiada, el inspector de boletos se le acercó, le recordó que se bajará del tren así que el hombre pobre se puso de pie, tomó su bolsa y bajó del tren para comenzar a recoger limosna, cuando se dio cuenta de que la estación estaba en medio del desierto y no había nadie ahí que pudiera ayudarlo a llegar a donde quería ir y tampoco había forma de regresar a casa.

La Moraleja de la historia es que es mejor que hagamos un compromiso pequeño de tercera clase y que lleguemos a donde queremos ir, en vez de hacer un compromiso demasiado grande que queramos alcanzar pero que todavía no seamos capaces de realizar la tarea. Cuando tomamos en cuenta la posibilidad de que nuestra próxima estación sea en el desierto y queramos continuar, hay que considerar si tendríamos la fortaleza para hacerlo.

La carrera se ha vuelto mental más que física, estamos en un momento de cámara lenta y podemos usarla para vernos cuidadosamente, cómo reaccionamos hacia los demás, hacia lo que es o no es importante, a lo que consideramos urgente. Hay mucho que ver en este periodo lento, pero no te detengas, da pasos pequeños, pero constantes. Esto también pasará y tu podrás haber fortalecido tu reflexión, tu voluntad y tu paciencia, que son de los grandes tesoros que podemos conseguir en este momento de nuestras vidas.

Más vale paso que dure que trote que canse. 

Prana Raquel Pascual

Coach de Vida y Carrera | Psicoterapeuta Gestalt

Texto itálicas La Biblia editada por El Centro de Kabbalah Internacional

Imagen Pinterest


miércoles, 2 de septiembre de 2020

Conectarse con lo verdadero

La porción de Qui Tavó habla de los bikurim, las primicias. Moshé les dice a los israelitas que den gracias al Creador yendo al Templo de Jerusalén y ofreciendo las primicias de cosecha de la temporada. 

En el Midrash dice que en el momento en el que Moshé recibe la revelación del Creador vio que el Templo sería destruido y que, por lo tanto, llegaría el momento en el que no se realizaría más la acción física de llevar la primera cosecha al Templo. Así pues, él quería conseguir un reemplazo; él dijo: “La reemplazaré con oración, las tres conexiones diarias con la Luz del Creador”.

Moshé era el tipo de persona que nunca aceptaba lo que no era real ¿Qué significa eso? ¿Cómo sabemos que algo es real? 

Rav Áshlag cita un versículo: “Las palabras verdaderas durarán para siempre. Las cosas que tienen falsedad adherida a ellas, las que no son ciertas, las que no son puras, no pueden durar”. Esta es la manera en la que vivió Moshé y en la que esperamos comenzar a vivir o nos motivemos a vivir con más fortaleza.

Entonces, ¿cuál el secreto más profundo aquí? 

Tenemos que preguntarnos: “¿Estoy viviendo la verdad? ¿Estoy concentrando mis energías, palabras y pensamientos en cosas que duran para siempre? ¿O estoy invirtiendo mucho tiempo y esfuerzo en cosas que no duran, ni pueden durar, para siempre?”.

¿Cuántas veces en nuestros pensamientos y acciones nos involucramos con cosas que sabemos que, si lo pensamos por un momento, no existirán en veinte años? ¿Este asunto, este problema, este miedo o esta duda seguirá existiendo dentro de cincuenta años? Si no existirá, y estamos invirtiendo mucho tiempo en ello, no estamos viviendo la verdad. 

¿Cuánto de nuestra vida, palabras, pensamientos o acciones se concentran en cosas que tienen al menos el potencial de durar para siempre? 

El hecho de que alguien haya dicho algo malo sobre nosotros, y que estemos molestos, no durará para siempre. Que algo haya pasado, y saber que en veinte años ni siquiera será un recuerdo, no durará para siempre. Y si invertimos nuestro tiempo, esfuerzo, palabras y pensamientos en el plano de la falsedad (a falta de una palabra mejor), entonces a eso nos adherimos. 

Por lo tanto, tenemos que preguntarnos cuánta verdad estamos viviendo. 

Michael Berg (Fragmento de https://kabbalah.com/es/articles/connecting-what-true/)

Síntesis: Prana Raquel Pascual

Coach de Vida y Carrera | Psicoterapeuta

Imagen https://kabbalah.com/es/articles/connecting-what-true/