domingo, 12 de octubre de 2008

Luz de Milagros. Octubre 12, 2008.

DOMINGO 12 DE OCTUBRE DE 2008. Siempre estamos pidiendo un milagro u otro. ¿Pero qué tan a menudo pedimos milagros para otros?

Ésta es la diferencia entre ser una vasija y ser un canal. Una vasija sólo puede contener tanta Luz como lo permite su capacidad. Un canal, si constantemente baja Luz para otros, puede permanecer lleno mientras que al mismo tiempo comparte una infinita cantidad de Luz.

¿Qué te gustaría ser?


Hoy piensa acerca de tu amante/amigo/jefe/abuela/hijo/el hombre de la lavanderia; ¿que milagro necesitan? Sé específico. Envía la Luz de milagros a esa persona y tu mismo estarás lleno de la Luz de milagros.


Yehuda Berg

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Este fin de semana he tenido la gran alegría de estar rodeada de amigas. Somos una especie de red en la que cuando alguna tiene cualquier problema siempre hay quien tiene algunas flores de Bach o alguna frase de autoafirmación, algún ángel de la guarda que recetarle.


Estoy tratando de colocar la afinación pero estoy escuchando las risas y estamos entre el té y los comentarios y la enseñanza y la auto-afirmación positiva etc.


Total que no me puedo concentrar en poner un algo más especial porque estoy entre que me rio y entre que escribo, lo que puedo decir es que los humanos hacemos felices a los humanos cuando genuinamente queremos compartir.

Busca en tu vida como ser un canal en tu red, en tu comunidad, con la gente que amas y amplía el circulo cada vez más.

Cuando creas que tu corazón ya no tiene lugar, que ya tienes suficientes amigos, que sólo caben poquitos ja ja ja, encontrarás que siempre puede caber un nuevo mundo para amar. =D

besos!!
Prana Pascual

sábado, 11 de octubre de 2008

El Único Trabajo Verdadero. Octubre 11, 2008.

SÁBADO 11 DE OCTUBRE DE 2008. Nuestro trabajo espiritual es el único trabajo verdadero. Por lo menos, deberá ser considerado tan importante como nuestro trabajo diario; tan importante como el trabajo que paga las cuentas, porque es lo que marca la diferencia en cada área de nuestras vidas.


El trabajar en nosotros mismos es precisamente lo que nos trae la prosperidad, la salud, el amor y el éxito en abundancia.

Hoy, reconoce que si no te estás transformando desde adentro, el afanarte externamente no te llevará a ningún sitio. Trabaja en tí mismo, y el resto de tu trabajo tendrá su efecto.



Yehuda Berg
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Kabbalah no es una sabiduría de montaña, ni de las lejanas praderas, es decir --si-- el universo es muy vasto y toda la Creación e D-os está incluida, pero lo que en realidad contempla es que el ser humano debe transformarse a sí mismo ya sea que sus deberes laborales estén en una mina, en una fábrica, en un barco petrolero, transformándo la madera en muebles, en una sala de cirugía, o como tantos de nosotros en una oficina resolviendo "la vida aparente.
Pero esa "vida aparente", esa identidad de "Licenciado", "Ingeniero" "Doctor", eso sólo el escenario y la caja de herramientas para que nuestra Alma recorra su verdadera ruta que es la de aprender a amar al prójimo, la dignidad y la unidad entre los seres.
Cuando eres retado por ese jefe incómodo, esa multa inesperada, la ausencia de tus empleados etc. no son más que oportunidades para manifestar a tu Alma. Cuando tienes esa presentación exitosa, cuando recibes el bono por excelencia, cuando operas a otro ser humano o das consultoría. Todos esos momentos que parecen los más trascendentales son en realidad apenas el cuaderno. Las palabras del corazón, la tinta de las emociones, la verdadera vida que escribes en ello, se nos brinda de un otro lugar.
Nuestra Alma está más allá de ello, nuestra Alma no es una identidad que se pueda plasmar en una tarjeta de presentación, nuestra Alma es la Luz de D-os que hace que todos seamos Uno.
Si te confundes, si pones el valor en lo finito, en lo perecedero, en lo aparente un día puedes despertar incluso sin ti mismo en tu propia vida.
Sé sabio. Da la verdadera magnitud a cada cosa o quizás como escribió Milan Kundera encuentres una mañana cualquiera, que la vida está en otra parte.
besos!
Shabat Shalom,
Prana Pascual