Estos días he estado teniendo conversaciones con pacientes y gente cercana acerca de "la realidad".
En la Kabbalah, la materia física que percibimos representa solo el 1% de la realidad; el 99% restante es energía invisible, espiritual o consciencia. La verdadera realidad es ese 99%, que se accede y transforma a través del trabajo espiritual y el cambio de consciencia.
Nuestra relación con este personaje -por llamarlo así- en nuestra vida humana, es en extremo interesante, porque no hay algo como UNA sola realidad para todos en este mundo físico, cada uno experimenta de acuerdo con su percepción más o menos limitada, y ni aún el más iluminado de los humanos podemos captar lo que es la Verdadera Realidad del 99%, es decir lo Eterno, lo Infinito y lo Absoluto; nuestra vasija tiene cierta capacidad y no puede contener a algo mayor que sí misma, de ahí la importancia de nuestro trabajo espiritual y de crecerla.
Queremos ensanchar vasija, agrandarla, por que, si tenemos una vasija muy reducida, es aún menor la capacidad de ver más allá de los pequeños límites a los que nos confina ver el Todo a partir de una minúscula rendija y nos podemos sentir atrapados en un cuadrito minúsculo de opciones. Entramos en la zona de "No Poder" que lo expresamos como "no puedo" o "no se puede", en lugar de El Gran Poder que está disponible en ese 99%.
La Kabbalah describe la realidad como compuesta por varios niveles o “mundos”: tres espirituales (Atzilut, Briah, Yetzirah) y uno físico (Assiyah). Todo lo que ocurre en el plano físico es reflejo o resultado de procesos en los mundos espirituales.
El Árbol de la Vida representa este mecanismo de generación de la realidad, mostrando la conexión entre la realidad interna de cada individuo y la realidad externa en la que interactuamos, de ahí la importancia de trabajar las séfiras superiores con consciencia, porque si las aprehendes, la emanación a mundo físico es sustancialmente superior y tu posibilidad de generar una realidad física distinta también es mayor.
La percepción de la realidad está determinada por el “deseo de recibir”, un programa interno que filtra y limita nuestra experiencia a la realidad material. Para captar la realidad espiritual (la verdadera realidad), es necesario transformar este deseo de recibir en deseo de compartir, desarrollando así una sensibilidad hacia lo espiritual.
¿Tú cómo te llevas con tu realidad actual? ¿Cachas que es tan solo una minúscula porción de las posibilidades disponibles para ti?
Por eso trabajamos diariamente y con cierto ahínco. Cada quien según su deseo.
Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt
Información de varias fuentes, entre ellas El Centro de Kabbalah Internacional
Imagen https://es.123rf.com/photo_127671679_una-mujer-esp%C3%ADa-por-la-rendija-de-una-valla-de-madera-a-los-vecinos.html